-Ordenes del médico. Todavía no debes levantarte -declaró Peter, volviéndola a acostar-. Estás muy delgada y en los últimos días te has descuidado mucho. No te recuperarás tan rápido como Tina.
No tenía fuerzas para oponerse. Jessie entró con una bandeja y Lali hizo lo imposible por comerse lo que le habían preparado.
Durmió durante un buen rato, y al despertar ya había oscurecido.
-¿Estás bien? -un hilillo de luz dibujaba la silueta de Peter.
-He tenido un sueño... -comentó.
-Lo sé. Gritabas con todas tus fuerzas -divertido se sentó a su lado.
-No sabía dónde estabas.
-Te sentirás mejor mañana.
-Ya me siento mejor -sonrió.
La despertó con una taza de té. Ya estaba totalmente vestido, pero con el cabello todavía húmedo. Lali alisó la almohada, que indicaba que no había dormido
-Jessie no es una mujer liberada -explicó ella. -Pero nosotros... -se apoderó de sus labios con una aulzura arrolladora, que la hizo perder la cordura.
-Merrill va a venir para tranquilizarte.
-¡Oh! -exclamó, examinando con cuidado el camisón que llevaba puesto-. Dime, ¿es de ella? -No. Es de Mercedes.
-¿Ya se lo has dicho?
-¿A Merrill?
-No, a tu madre -murmuró.
-¿Por qué? -la miró fijamente-. ¿Crees que debo pedirle permiso? Lo anuncié anteayer, estando en York..
-Debe de haberse sentido... escandalizada.
-Si se escandalizó, no lo dijo. No te preocupes por Mercedes. Después de todo no vivirá aquí, lo cual ciertamente no será para ella ningún sacrificio.
-¿Estás insinuando que nunca me aceptará?
-Lo que estoy tratando de decirte es que me tiene absolutamente sin cuidado que te acepte o no.
-Pero yo no quiero ser causa de problemas entre vosotros.
Peter se dirigió hacia la puerta.
-Debo irme. Te veré después.
Lali pensó que en los últimos años se había acentuado mucho el aspecto violento y hasta agresivo de la personalidad de Peter. ¿Se debía a Paula? ¿Lo habría convertido ella en un hijo indiferente hacia los sentimientos de su madre, o todo eso era obra de Mercedes?
Se levantó, sintiéndose débil y temblorosa. Se metió en el baño y tomó una ducha. Estaba cepillándose el cabello cuando entró una mujer rubia, de complexión fuerte, llevando una bandeja.
-¡Vaya! Creí que todavía estarías en la cama.
Su exclamación hizo reír a Lali.
-¿Eres Merrill? Estás igual que siempre.
-No digas eso. La verdad es que he engordado bastante. La gente se cruza conmigo por la calle sin reconocerme. Mi problema es que no puedo mantener una dieta.
Su comportamiento fue una verdadera sorpresa para la joven. De niña la hermana de Peter había imitado fielmente a su madre en cuanto a tratar a Lali como a alguien de condición inferior.
-Estás muy pálida -observó Merrill-. ¿Cómo te sientes?
-No del todo bien -respondió mientras aceptaba la bandeja.
Merrill se sentó en una silla.
-Debes mejorar para la boda.
-¿Qué opinas acerca de eso? -la miró inquisitivamente-. Puedes hablar con toda franqueza.
Merrill hizo una mueca.
-¡Caramba! Cuando éramos niñas debí de haber sido más odiosa contigo de lo que me acuerdo. Sabes, si a ti te hace feliz yo no tengo nada que objetar.
-Pero te habrá sorprendido...
sube mas
ReplyDeleteMaass
ReplyDelete