Monday, November 16, 2015

capitulo 50

 Lo había estropeado todo. Desde aquel momento, no había podido mirar a Peter a los ojos. La noche anterior, había sollozado y le había suplicado que le hiciera el amor. No podía olvidar aquel detalle. Había estado fuera de control, aunque sabía que aquello era algo que gustaba a la mayoría de los hombres.
Tras acostar a su hijo volvió de nuevo al salón. Se sentía como una gata sobre un tejado caliente. En cuando entró, Peter se volvió inmediatamente para mirarla.
—Cuando dije que nos íbamos a casar, no me estaba inventando ninguna
historia,
cara.
Lali no entendió lo que él le quería decir.
—Entonces... ¿qué era?
—La verdad de lo que vamos a hacer. No puedo decir que me sienta muy halagado de que hayas creído que yo mentiría sobre algo tan importante — añadió él, en un tono frío que hizo que el asombro de Lali fuera aún mayor—. Nos casaremos en cuanto pueda sacar la licencia.
Ella sintió como si las rodillas se le fueran a doblar. A continuación, lo miró a los ojos por primera vez aquel día. Tenía los ojos muy abiertos, sin entender qué era lo que estaba pasando.
—¿Me estás tomando el pelo?
—Tal vez, te haya dejado embarazada. Anoche me aproveché de ti — susurró Peter—. Eras muy vulnerable y debería haber guardado las distancias. Te llevé a mi cama porque quería...
—¡Eso no importa! ¡Y no te aprovechaste de mí! —protestó Lali, creyendo saber lo que él estaba a punto de decirle.
—Sexo. Solo quería sexo. Lo que sentía era algo tan primitivo como eso —confesó él.
Aquella afirmación destrozó a Lali. Había tratado de interrumpirlo porque había creído que iba a decir que era ella, personalmente, lo que había querido, pero no se había tratado de eso. La verdad era mucho más dolorosa. Cuando un hombre decía que solo buscaba sexo, era como decirle a una mujer que solo había sido el cuerpo que había encontrado más a mano.
Se sentía muy herida por aquellas palabras y deseó que Marco se lo hubiera pensado dos veces antes de decirle lo que sentía.
—Yo te deseaba a ti... solo a ti —confesó ella, desplomándose en el sofá más cercano.
Muy tarde, comprendió que aquellas palabras sólo hacían que su vergüenza fuera aún mayor.
—Lo sé —dijo él, dejando que aquellas palabras la atravesaran como
crueles cuchillos—, pero debo ser sincero contigo,
cara,
—No me llames así... sea lo que sea, se que significa. Utilizas esa palabra como si tuviera algún significado, pero no es así... Si es eso lo que piensas, ¿por qué has empezado a hablar sobre casarte conmigo?

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