La seguridad que Peter parecía tener de que la hubiera dejado embarazada asustó a Lali. Sin embargo, ¿cómo podría casarse con un hombre que no sentía nada por ella? ¿Significaba esa pregunta que estaba considerando su oferta? Por supuesto. Sabía que ni siquiera tenía que echar mano a los sentimientos que tenía por él para tomar aquella decisión. No tenía nada que ofrecerle a Tomas, pero como «Tomas» tendría una vida llena de oportunidades. Si se casaba con Peter a su hijo no le faltaría de nada. Tendría un hogar, amor, seguridad y un hombre dispuesto a ser su padre. A Peter le gustaban los niños. De hecho, tenía que reconocer que se había topado con la suerte el día en que se cayó delante de la limusina de Peter.
—¿Cuándo empezaste a pensar en todo esto? —preguntó ella, tratando de mostrarse tan lógica y tranquila como él.
—Diez minutos después de que te marcharas de mi dormitorio anoche — admitió Peter—, Nunca me he sentido tan culpable en toda mi vida.
—Gracias —susurró ella, con voz temblorosa.
Por primera vez, tuvo que esforzarse para evitar que las lágrimas se le derramaran.
—Yo cuidaré de ti y de
tu hijo. Tú me necesitas y a mí me gusta sentirme
necesitado. De hecho, estoy acostumbrado a sentirme necesitado.
—Podrías enamorarte locamente de otra mujer...
—Debes de estar bromeando —dijo Peter, con un tono de gélida repulsión.
Estaba muy seguro de sí mismo, confiado de que sabía todo lo que había que saber. Recordó la ansiedad constante que había sentido cuando luchaba por sobrevivir y se sintió reconfortada por la aplastante seguridad que él demostraba. ¿Cómo podía estar tan seguro de que ella no iba a rechazar aquella oferta? Lali sentía algo muy especial por él y era incapaz de ocultarlo, por no mencionar también que no tenía ni casa ni dinero. Él era muy guapo y rico, un buen partido para alguien como ella. Su corazón le decía que debía rechazar de plano aquella oferta. ¿Acaso no estaba mal dejar que cometiera un error tan garrafal? No la amaba, casi no la conocía y, con el tiempo, tal vez llegaría a despreciarla por los errores que ella haría irremediablemente al tratar de adaptarse a su mundo. Sin embargo, Peter tenía razón en que podía aprender. Una parte de ella, de la que no estaba muy orgullosa, quería desesperadamente aceptar aquella oportunidad.
—No debería aceptar lo que me ofreces.
—Pero lo harás —dijo Marco, tomándola de las manos para que se levantara.
La repentina sonrisa que él le dedicó hizo que algo en su interior
despertara lleno de excitación. El olor tan agradable, tan familiar que él desprendía le recordó sus anhelos pasados. El simple hecho de que estaba a pocos centímetros de ella la hacía temblar.
Marco la besó brevemente, del modo en que era un maestro. Entonces la soltó, a pesar de que Lali se había sentido dispuesta a aferrarse a él.
—Seremos muy convencionales y esperaremos a nuestra noche de bodas —decretó Peter, con voz firme.
Entonces, por primera vez, Lali se dio cuenta de que podía ansiar sus caricias como si fuera adicta a él y, al mismo, tiempo, querer rebelarse.
Maaass
ReplyDeletemuero por mas
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