Wednesday, November 18, 2015

capitulo 65

Poco a poco, fue bajándole el vestido hasta que este se le quedó sobre las caderas. Los pechos quedaron al descubierto y Lali contuvo el aliento cuando Peter se los acarició con dedos expertos, atrapando los henchidos pezones entre los dedos...
Aquellas caricias la encendieron por dentro. Las piernas le empezaron a temblar y se vio consumida en su totalidad por el poder del modo en que reaccionaba su cuerpo ante las caricias de su esposo. Entonces, Peter la tomó entre sus brazos y la tumbó sobre la cama.
—El modo en que respondes a mis caricias es el mayor estímulo erótico que he sentido nunca.
Aquella afirmación pareció dar ánimos a Lali, y al mismo tiempo, socavar su resistencia. La debilidad se apoderó de ella al sentir que Peter le quitaba los zapatos y empezaba a bajarle el vestido muy lentamente.
—Dio mio...
—susurró, al ver las delicadas braguitas y las medias hasta el
muslo que Lali llevaba puestas—. Te doy una de las notas más altas por sorprenderme.
—¿Qué tengo que hacer para que me des un diez?
—Solo debes seguir tumbada. Durante las dos próximas semanas tengo la
intención de enseñarte todo lo que quiero que sepas,
bella mía.
Lali observó mientras Peter se quitaba la camisa y los pantalones. Era tan hermoso que lo miró, extasiada, sin poder apartar los ojos de él. Habían pasado cuatro días desde que la primera vez que hicieron el amor y, sin embargo, a Lali le parecían meses.
—¿Eres una chica tradicional?
—Sí.
—Entonces, ¿qué era viejo?
—Las joyas que tú me prestaste.
—No es un préstamo. Ese juego es solo una pequeña parte de todo lo que te corresponde —la informó Peter, mientras jugueteaba con la goma de una de las medias—. Yo soy la cabeza de mi familia y tú eres mi esposa.
Entonces, la besó. Sin embargo, fue diferente de la última vez de un modo que Lali no pudo identificar. A los pocos segundos, ya había perdido la capacidad de raciocinio. Una agradable sensación estaba empezando a calentarla en los lugares más íntimos. Sin poder evitarlo, hundió los dedos en el espeso cabello de Peter y se alzó para estar más cerca de él. Le resultaba imposible contener la urgencia de su deseo.
—Tenemos toda la noche —susurró Peter, volviendo a colocarle las manos sobre la cama—. Quiero que esto dure...

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