Wednesday, November 18, 2015

capitulo 70

A pesar de todo, Lali no pudo evitar sentirse algo decepcionada. Sentía que un hijo sería algo que Peter recibiría con mucho alborozo.
De todos modos, Lali sentía que el mundo en el que vivía no era real. Aunque se había esforzado mucho por esconder la inseguridad que sentía en ocasiones, no podía evitar sentir miedo de que todo aquello se le arrebatara. Si hubiera estado embarazada, tal vez se habría sentido más segura, aunque se avergonzó enseguida de aquellos pensamientos.
Lali observó a Peter mientras este saboreaba el pastel.
—Esta delicioso. ¿Cómo se llama?
—Es el pastel de manzana típico de Somerset.
—Eres una cocinera estupenda.
—Empecé a aprender cuando tenía cuatro años. La habilidad para preparar dulces es un motivo de orgullo en las comunidades rurales —le explicó Lali, sentada sobre la cama—, aunque si quieres que te diga la verdad, he de decirte que mi madre me estaba preparando para el hijo del vecino. Le parecía que Robert era maravilloso, pero yo no era de la misma opinión.
—¿Le gustabas tú?
—Bueno, creo que le gustaba todo lo que fuera de género femenino. Estaba saliendo con una de mis amigas cuando yo me marché de casa, pero los padres de Robert no aprobaban la relación porque ella era una chica de ciudad.
En aquel momento, el teléfono que tenían al lado de la cama empezó a sonar. Peter contestó inmediatamente. Lo escuchó atentamente mientras hablaba en italiano y durante aquellos minutos lo miró llena de amor.
Llevaban casados exactamente veintiún días y ya no podía imaginarse la vida sin Peter. Ni siquiera podía entender cómo podía haber vivido veinte años en el planeta sin su compañía. Para ella, Peter era perfecto. Resultaba entretenido, listo, cariñoso... La mimaba hasta volverla loca. Siempre le estaba comprando montones de cosas que ni siquiera necesitaba. Además, la introducía a nuevas actividades, con lo que, de uno u otro modo, casi todos los días tenían algo de especial. Además, Tomas lo adoraba.
Había también ciertas cosas que habían cambiado en ella. El menú de un restaurante ya no la aterrorizaba. Como cenaban casi todas las noches fuera, se había familiarizado con la terminología poco a poco. Además, había conseguido perforarse las orejas.
Nadie era perfecto, así que sabía que tenía algunas faltas, aunque le costaba reconocerlas. Por eso, cuando se despertaba todas las mañanas en brazos de Peter, le parecía que había ganado la lotería. Todas sus inseguridades se habían evaporado. Ningún hombre la había tratado tan bien como él en toda su vida. Además, era un hombre muy activo sexualmente y la
hacía sentirse como si fuera irresistible, por lo que no era de extrañar que Lali se sintiera profundamente feliz y más enamorada que nunca.

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