Wednesday, December 9, 2015
capitulo 32
Se acercó a la mesa con tablero de cristal que había en la terraza y fingió que no
la miraba mientras pasaba las fuentes de la cena del carrito a la mesa, aunque en
realidad seguía todos sus movimientos por el rabillo del ojo. La vio aferrarse con la
mano al marco de una de las ventanas francesas a causa de los nervios y retorcer los
dedos de los pies como si vacilara entre salir al balcón o quedarse dentro.
—Tal vez debería cambiarme de ropa —dijo en voz baja.
Peter sintió un arrebato triunfal, aunque se cuidó de que no se le notara.
Lali parecía haber aceptado finalmente que discutir o pedirle que se fuera era
inútil. Había ido a cenar con ella y tenía la intención de hacerlo.
Levantó entonces la cabeza y la miró a los ojos. Quería tenerla en la mesa tal
como iba, con aquellas prendas azul turquesa que hacían resaltar el brillo de sus ojos
oscuros.
—Lo que llevas está bien —replicó él—. Será una cena informal y hablaremos
de organizaciones benéficas casi todo el tiempo. De hecho, creo que yo también me
pondré cómodo.
Y diciendo esto se quitó la chaqueta del traje, que colgó en el respaldo de la
silla, a continuación se quitó la corbata y se remangó la camisa.
—¿Qué te parece así? —preguntó, dejando que lo observara un momento—.
Puedo quitarme más cosas si quieres, pero tengo la sensación de que eso te parecería
demasiado informal. ¿Me equivoco?
Enarcó entonces una ceja, retándola en silencio a negarlo. Si conseguía salirse
con la suya, acabarían desnudos antes de que acabara la noche.
Por un segundo, Lali le lanzó una mirada firme y rebelde pero, finalmente, se giró y desapareció en la habitación.ra
Al principio, Peter pensó que había ido a taparse con una armadura, por lo
menos, pero Lali reapareció al momento vestida con la misma bata y nada más.
También llevaba su cuaderno de notas y un pequeño montón de expedientes.
Se sentó y acercó la silla a la mesa, con la misma seriedad que si estuviera en
una comida de negocios y llevara puesto un traje formal. Y Peter no pensaba
discutir ahora que la tenía justo donde quería.
Levantó las tapas que cubrían las fuentes con la cena y se sentó frente a ella.
Descorchó la botella de vino, proveniente de los propios viñedos de Glendovia, y
sirvió una generosa cantidad a cada uno.
Peter charlaba de cosas sin importancia mientras comían, y aunque Lali
se mostró un poco reacia a hablar al principio, al final se relajó y terminó charlando
tan despreocupadamente que cualquiera diría que era otra mujer.
Después pasaron a los planes para el hogar infantil, hasta que alguien llamó a la
puerta.
—Será el postre —anunció Peter, que se levantó y se colocó la chaqueta sobre
el brazo—. Pasemos a la otra habitación, ¿te parece?
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment