Monday, December 14, 2015
capitulo 3
Lali se deparó, de súbito, con un hombre alto, de cabellos oscuros, que
acababa de entrar en la sala, acompañado de dos directores de la compañía,
Earth Concern.
Lali tuvo un shock tan grande que quedó paralizada.
— Es Peter Lanzani —susurró Eugue. — De las Industrias Lanzani. Un
hombre guapo, ¿no? Por lo que supe, el sr. Barry le dio una copia del boletín de
Earth Concern en una cena, y nuestro hombre quedó tan interesado que
manifestó deseo de comparecer a una reunión nuestra, en esa misma semana.
¿Peter?, Lali repitió mentalmente.
Ella sintió un nudo en el pecho y se retiró de la sala. Fue al vestuario.
Felizmente no había nadie allí. Ver a Peter de nuevo, donde menos esperaba
encontrarlo, fue un verdadero shock para ella. Santo Dios, ¡como podía ser cruel
la vida a veces!
Lali se llenó de odio.
Hacía cuatro años, cuando apenas había salido de la universidad, con
excelentes notas además, encontró un excelente empleo. Peter Lanzani la
contrató como su asistente ejecutiva. Años más tarde fue despedida, pasando
por la humillación que le prohibieran entrar en Industrias Lanzani. Y, como si
eso no bastase, le fue negada una carta de referencia. Ese rechazo consistió en
un punto negativo en su currículum. A Lali le llevó más de un año encontrar
otro empleo, y tuvo que conformarse con una posición muy inferior, y un salario
igualmente inferior. Peter destruyó su carrera profesional.
Pero la culpa no fue sólo de él.
Lali cerró los ojos, intentando borrar los recuerdos del pasado.
Un paso en falso... un error... Ella se enamoró de su empleador y, como
siempre pasa en esos casos, quedó vulnerable. Su corazón ocupó el lugar de su
cerebro. Y ahora Lali se odiaba por haber sido tan ingenua, tan imprudente,
tan tonta. Temblaba sólo de recordar.
Ella salió del vestuario conciente de que en algún momento en aquella
noche sería forzada a encarar a Peter de nuevo.
Edwin Haland daba un pequeño discurso cuando ella volvió a la sala del
banquete. Todos ya estaban sentados a la mesa, y ya habían sido servidos. Eugue
le señaló una mesa próxima.
Lali se sentó al lado de su amiga, que notó su palidez y dijo:
— Espero que no hayas contraído el virus de la gripe. Tienes un aspecto
horrible.
— Apenas estoy un poco cansada.
Peter se sentaba a la cabecera da mesa principal. Lali procuraba no
mirar para aquel lado, pero un impulso más fuerte la forzaba a eso. Con
esfuerzo, se concentró en el presente, en el desempeño de los mozos, en el
menú. Sin embargo descubrió que continuaba mirando a Peter, que su
atención se concentraba en el perfil firme y familiar de él. A pesar de todo el
tiempo transcurrido, aún no podía creer lo que había pasado.
Naturalmente que aquellos trazos le eran familiares.
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