Saturday, December 5, 2015

capitulo 5

Recorrió el salón una última vez, despidiéndose de los invitados a medida que iban saliendo, y comprobó que nadie se dejara nada en el salón, antes de que llegara el personal del hotel a limpiar.
Recogió entonces su pequeña cartera de mano con piedras aplicadas y su chal, y se dispuso a marcharse repasando mentalmente cosas que tenía que hacer al día siguiente, cuando una voz masculina y profunda, la llamó por su nombre.
—¿Señorita Esposito?
Lali se dio la vuelta y se encontró frente a un hombre moreno y grande, como un armario de dos cuerpos. Tragó con dificultad y a continuación estampó una sonrisa en los labios. El hombre era tan alto que la obligó a levantar mucho el rostro para mirarlo a los ojos.
—¿Sí?
—Si tiene un minuto, a mi jefe le gustaría hablar con usted.
Inclinó la cabeza en dirección al fondo del salón, donde un caballero aguardaba sentado solo en una de las mesas vacías.
Por lo que podía distinguir en la distancia, era bastante guapo.
Y la estaba mirando, fijamente.
—¿Su jefe?
—Así es, señorita.
Ésa iba a ser toda la información que iba a conseguir de aquella mole humana, sobre la identidad de su jefe.
Pero si había asistido a la cena benéfica, había posibilidades de que quisiera hacer una donación, y ella siempre tenía tiempo para atender a aquéllos dispuestos a colaborar económicamente en una causa. Y más aún cuando podía permitirse guardaespaldas propio o agente de la CIA o luchador profesional o lo que fuera… —Por supuesto —contestó, manteniendo su actitud optimista.
El gigante se colocó de medio lado y le hizo un gesto para que lo precediera y de esa guisa la escoltó hasta el extremo opuesto del vacío salón. Los acompañaba el tintineo de la vajilla como sonido de fondo, mientras el personal de limpieza del hotel se afanaba en desmontar mesas, guardar sillas y retirar vajillas.
A medida que se acercaba al hombre que quería hablar con ella, éste levantó una copa de champán y se la llevó a los labios.
Llevaba una chaqueta de color azul marino y corte impecable, aunque muy distinta a las de los demás invitados. Definitivamente, era extranjero. Comprobó entonces que se había quedado corta con de «bastante guapo». Era guapo como una estrella de cine, con el cabello oscuro y unos asombrosos ojos verdes, que parecían penetrar en ella como si fueran rayos láser.
Lali le tendió la mano y se presentó.
—Hola, soy Mariana Sánchez.

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