Sunday, December 13, 2015

capitulo 73

El ruido del fondo de la sala resonaba en los oídos de Lali. No tenía ninguna gana de hacer aquello. A su llegada de Glendovia en mitad de la noche, la noche de Navidad, nada menos, había hecho todo lo posible por recuperar la normalidad. En Estados Unidos aún no se habían hecho eco de los detalles sobre su aventura con Peter, y si alguien de su círculo más cercano había oído algún rumor, había tenido la sensibilidad de no decir nada. Excepto su hermana. Valeria había esperado a llegar a casa desde el aeropuerto para hablar, pero el instinto le decía que algo había ocurrido para que Lali hubiera vuelto corriendo a Texas. Nada más quedarse a solas, Lali se vino abajo y le contó a su hermana todo, cómo había cometido el error de enamorarse de un hombre al que jamás podría tener. Y como siempre, su hermana lo comprendió. Le ofreció un hombro en el que llorar y también algunas respuestas apropiadas en los momentos apropiados, pero en ningún momento se comportó como si creyera que Lali había sido una tonta por acostarse con Peter.Valeria fue también quien la animó a dedicarse, en cuerpo y alma, al trabajo para olvidar, cuando lo que Lali quería era hacerse un ovillo bajo las mantas y no salir en uno o dos meses. Y así era como había terminado entre bastidores, en el club de campo de Gabriel's Crossing. Mucho antes de partir hacia Glendovia, había ayudado a ultimar los detalles de la subasta de solteras que se celebraría en Año Nuevo, pero lo malo era que se había dejado convencer para ser una de las solteras que se subastarían y ahora había llegado el momento de cumplir su palabra. La fiesta estaba en todo su apogeo. Otras seis mujeres habían salido ya a la pasarela, mientras los solteros aplaudían y hacían sus generosas pujas. Quedaban dos chicas por salir y le tocaría a ella a continuación. Tragó con dificultad, al tiempo que inspiraba profundamente en un intento de no dejarse llevar por un ataque de pánico. Aquello no era lo que ella definiría como un agradable entretenimiento. Ella prefería quedarse entre bastidores en aquella clase de eventos. Ser el centro de atención, sobre todo teniendo en cuenta el escándalo que la perseguía últimamente, hacía que le temblaran las rodillas. Una más y le tocaría el turno a ella. —Lali —le susurró la mujer que estaba echando una mano detrás de bambalinas—. Prepárate. Eres la siguiente. «Ay, Dios, ay, Dios, ay, Dios». Por un momento, se preguntó hasta dónde podría llegar sobre aquellos tacones de diez centímetros. Probablemente no muy lejos, pero era por una buena causa.

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