Sunday, December 13, 2015

capitulo 75

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó, cuando por fin se recuperó de la sorpresa y pudo hablar. —Te he comprado —respondió él con calma, ignorando a propósito la seriedad de su pregunta. Pero debió de ver por la mirada que había en los ojos de Lali, que estaba caminando sobre arenas movedizas, porque suspiró y se removió ligeramente en el asiento de cuero. —Ha habido algunos cambios en Glendovia desde tu marcha. Positivos, diría yo. Para empezar, los planes para la puesta en marcha de la fundación siguen según lo previsto. Creemos que podremos estar funcionando en marzo. —Me alegro —dijo ella con suavidad. Se alegraba de que hubiera servido de algo el trabajo que había hecho antes de marcharse. Pero dudaba mucho que Peter hubiera ido hasta Estados Unidos sólo para ponerla al día de los avances. —En segundo lugar, he reconsiderado mi deseo original de convertirte en mi amante —dijo sosteniéndole la mirada—. Fui un ingenuo al creer que tenerte temporalmente sería suficiente. Se deslizó por el asiento y la estrechó entre sus brazos. Lali se dejó ir de buena gana. —Cuánto te he echado de menos, Lali —le susurró contra el pelo—. He intentado olvidarte, he intentado sacarte de mi cabeza y seguir con lo que se esperaba de mí. Le acarició la espalda, el cuello, la mejilla. —Pero no podía seguir adelante y casarme con Paula, cuando mi corazón lo ocupa otra mujer. Es a ti a quien quiero, Lali. No como mi amante, sino como mi esposa. Lali echó la cabeza hacia atrás y buscó en aquellos asombrosos ojos verdes, si su dueño era sincero. Sin embargo, mucho se temía que sólo fuera un sueño, que en cualquier momento se despertaría y estaría sola, en su cama, y Peter no estaría con ella. —He roto mi compromiso con la princesa Paula. Sé que he herido los sentimientos y que he causado algunos problemas políticos entre nuestras naciones, pero nada que el tiempo no pueda curar. Y he informado a mi familia, a mi madre, especialmente, de que venía a Estados Unidos a buscarte y que no regresaría a menos que volvieras conmigo. Introdujo los dedos entre la mata sedosa de cabello y le deshizo el elaborado recogido que se había hecho en la coronilla, sujeto con unas pequeñas horquillas de diamantes.

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