Thursday, February 4, 2016
capitulo 1
Peter Lanzani cortó la comunicación telefónica con gesto de preocupación. Conque la salud
de Alejo fallaba. Ya que su padrino tenía ochenta y dos años, no tendría que resultar una
sorpresa, sin embargo...
Se levántó de detrás de su escritorio y cruzó el espacioso despacho en el moderno edificio de
cristal y acero que albergaba las oficinas centrales en Londres del Banco Lanzani,
una construcción tan elegante como su dueño.
Pero a Peter le daba igual su entorno. Su mente estaba en Alejo, su tutor desde que
tenía doce años, un verdadero excéntrico inglés, un solterón que se había dedicado toda su
vida al estudio de mariposas raras, y el hombre más adorable del mundo. Mentalmente, Alejo
y Peter eran polos opuestos, como si procedieran de distintos planetas, pero Peter lo quería.
De repente se dio cuenta de que lo único que Alejo le había pedido quedaba aún por hacer y
el tiempo no esperaba.
Unos golpes en la puerta precedieron la entrada de su ayudante ejecutivo, Bruce Gregory.
Aunque normalmente era el modelo de la eficiencia, Bruce se quedó en el umbral indeciso,
sujetando en la mano una hoja de papel con los dedos agarrotados.
-¿Sí? -preguntó Peter con impaciencia. El rubio joven carraspeó.
-El chequeo aleatorio de seguridad ha descubierto un empleado con problemas financieros.
-Ya sabes las reglas. Las deudas son motivo de despido inmediato. Tenemos demasiada
información confidencial para correr tal riesgo.
En todos los contratos de los empleados figuraba esa cláusula.
Bruce hizo una mueca.
-Esta empleada ocupa un puesto de poca importancia, Peter.
-No veo que eso cambie nada -dijo, sin tiempo ni conmiseración para aquellos que rompían las
reglas. Peter despreciaba la debilidad y la utilizaba sin miramientos cuando la descubría en
sus adversarios.
-En realidad... es Lali.
Peter se quedó quieto. Bruce se concentró en mirar la pared para no verle la sonrisa de triunfo.
Todo el mundo sabía que Lali, un auxiliar administrativo en la última planta, sacaba a Peter
de sus casillas.
No tenía ni una sola cualidad que no irritase a su frío y sofisticado jefe. En las últimas semanas
lo había oído censurar su aspecto desaliñado, su torpeza, su alegre charla, sus constantes
colectas para caridades desconocidas, y, había que admitirlo, su nivel de incompetencia en el
negocio, que la había convertido en la mascota de la oficina. Peter era el único a quien no
había afectado la cálida y cariñosa personalidad que la hacían tan querida por todos.
Lo cierto es que si se hubiese presentado a una entrevista nunca habría conseguido el trabajo.
No tenía titulación. Fue Alejo quien le pidió a Peter que le diese el trabajo. El
departamento de personal se había ocupado de ello, pero habían encontrado la tarea un poco
difícil, ya que Lali era totalmente incapaz de comprender la tecnología. Había ido pasando de
departamento en departamento hasta llegar al último piso, algo que le había encantado a su
protector, pero que desgraciadamente la había acercado al radio inmediato de Peter.
Peter extendió la mano y Bruce le dio el papel con manifiesta reticencia.
Mirando la hoja, Peter levantó lentamente una negra ceja. Era evidente que Lali Esposito
llevaba una doble vida. La lista de acreedores incluía una conocida decoradora de interiores y
el tipo de gastos que sólo podían corresponder a fiestas con alto consumo de alcohol.
Conque su apariencia inocente era una fachada... Durante un segundo pensó en lo horrorizado
que estaría Alejo, que la creía una chica decente de costumbres hogareñas.
-Es evidente que ha sido bastante estúpida, pero si la echamos, se hundirá como una piedradijo
Bruce-. Ella no se ocupa de nada confidencial, Peter...
-Tiene acceso.
-Realmente no creo que tenga la suficiente inteligencia como para usar ese tipo de
información- dijo Bruce tenso.
Peter lo miró.
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