capitulo 21

-Exacto. Es un empleado. ¡Yo ni siquiera sabía que tenía una hija! -acusó Peter, mientras el sonido de los motores del avión se hacía más agudo y el jet comenzaba a deslizarse por la pista. Lali se puso pálida y se aferró a los brazos de su asiento con los nudillos blancos. -¡Dios Santo! ¡Me siento mal... tengo miedo... no quiero ir a ningún sitio! -gritó de repente, soltándose el cinturón de seguridad e intentando ponerse de pie. Una mano la retuvo en el asiento. Mientras ella intentaba recuperar el aliento, Peter le vio la cara de pánico y pasándole los delgados dedos por el cabello, la sujetó con fuerza y la besó. Lali se olvidó de que estaba a bordo de un jet. Se olvidó que tenía miedo. Incluso se olvidó que le tenía miedo a él. Alelada, sintió el duro calor de su boca separándole los labios. Como un rayo que le explotara dentro, el beso le encendió una hoguera que le consumió todos los pensamientos sensatos. Sin darse cuenta, se aferró a él. Cuando la punta de su experta lengua le invadió, la húmeda dulzura de la boca, se estremeció como si la sacudiese un vendaval y le entrelazó los dedos en el sedoso pelo. Su beso sabía tan bien que quería hundirse en él y perderse para siempre en la seductora marea de la sensación física que la asaltaba. Urgencia y energía se acumularon en su interior, luchando por escapar. Apenas probó la tentación, sucumbió a ella. Sin previo aviso, Peter se separó de golpe, tomándola de los brazos para alejarla. Lali abrió los ojos, pestañeó y enfocó la mirada en el brillo febril de sus verdosos ojos. No podía ver su enfado, pero podía sentirlo en el tenso ambiente. -¿Eso también lo he hecho mal? -preguntó, tratando de convencerse de que Peter la había besado. Abatió sus increíbles pestañas y la soltó, pero el aire vibraba con el silencio. -Está claro que sólo lo hiciste porque me puse histérica -Lali miró hacia otro lado y trató de controlar el temblor que le sacudía. -Incluso Alejo pretenderá que una pareja recién comprometida se dé un beso de vez en cuando -le comunicó Peter sin expresión en la voz. Lali hizo un esfuerzo por tragar. Si Alejo los viese dándose un beso tan apasionado, se quedaría petrificado de horror. ¿Apasionado? Seguro que para Peter no, decidió, mientras se le contraían los músculos del vientre. Para Peter era obvio que había sido un beso normal, un ensayo desganado. Probablemente le había molestado que ella se entregase a ese beso como si fuesen Romeo y Julieta. -Te parece que me gustó demasiado besarte -dijo Lali evitándole los ojos. Se sentía terriblemente avergonzada pero dispuesta, pese a ello, a aclarar la situación-. Me tomaste por sorpresa. Supongo que con tu experiencia estarás acostumbrado a ese tipo de respuesta, pero para mí fue más bien un experimento. -Creo que será mejor que dejemos esta conversación para otro momento. Inesperadamente Lali se volvió hacia él con una radiante sonrisa de anticipación curvándole los encendidos labios. -No comprendes. Si tú me haces sentir así, ¡imagínate cómo me hará sentir Benjamin! El silencio los cubrió como una pesada losa. Peter la miró con los ojos oscuros como una noche de tormenta y ni un músculo moviéndose en su pétreo rostro. La tensión se podía sentir como una bomba a punto de explotar. -Sólo quería asegurarte que no soy una boba que se siente atraída por ti... quiero decir, que nunca me podría sentir atraída... tú eres tan... tan... -se quedó cortada ante el silencio con que recibió su confesión. -¿Tan... qué? -invitó Peter, con una sonrisa letal como una cobra. -Tan distinto a mí -tragó, un escalofrío recorriéndole la espalda. -Eso no era lo que ibas a decir. -Iba a decir algo muy hiriente otra vez -rectificó apresuradamente. -¿Como qué, Lali? -Tan inhumano, egoísta, frío -susurró, hipnotizada por su mirada. -Y tú eres tan refrescante, tan peligrosamente honesta -murmuró Peter. Lali se quedó sin aliento sin saber por qué. En ese momento, la voz de la azafata rompió el hechizo. -El capitán se preguntaba si la señorita Esposito querría visitar la cabina, señor. Peter apoyó la arrogante cabeza en el respaldo.