Thursday, February 4, 2016

capitulo 3

-Como la cocina, cuando estaba adornando la tarta de despedida de Jayne. Se puso furioso. Me preguntó si pensaba que trabajaba en una panadería y me puse tan nerviosa que escribí el nombre mal. Y ayer apareció en el cuartito que usan los de la limpieza y me encontró durmiendo. Me dio el susto de mi vida. -Peter espera que sus empleados estén despiertos entre las nueve y las cinco. Lali lo miró abstraída. Sus ojos eran de un café tan oscuro que parecía chocolate. Tenía dos empleos para poder pagar el alquiler y el miedo emanaba de ella en olas. Miedo, cansancio y ansiedad. Aunque era pequeña, pareció reducirse aún más al encogerse de hombros, la mata explosiva de su cabello enmarcando las suaves curvas de su rostro. Le tenía terror a Peter y por ello se conocía todos los escondrijos posibles de la última planta. Pero había comenzado con el pie izquierdo. Una vez, cuando reemplazaba a la recepcionista, se había puesto a charlar con una rubia preciosa que esperaba. En su afán por hacer la conversación entretenida, había mencionado que el jefe había invitado a una modelo a su yate la semana anterior. Luego el jefe había salido del ascensor y... ¡Se había armado la de San Quintín! La rubia, que lo estaba esperando, le había hecho una escena de celos y lo había acusado de ser una rata. Aunque muchos de sus compañeros admitieron que había bastante de verdad en la acusación de la rubia, desde entonces a Lali le habían prohibido que se ocupase de la recepción. Alejo siempre le preguntaba en sus cartas si Peter estaba saliendo con alguna buena chica, sin darse cuenta de que ante la amenaza de lo que su padrino consideraba una «buena chica», Peter saldría disparado. La cara preocupada de Lali se suavizó al recordar a Alejo. Era un viejo adorable, aunque llevaba meses sin verlo porque vivía en España la mayoría del año debido a su artritis. Lali lo había conocido el verano anterior, un día en que unos chavales lo empujaron en la calle causándole un corte en la cabeza. Ella lo llevó al hospital. Tomándolo por un pobre catedrático retirado, lo invitó luego a té con bollos, porque tenía un aspecto triste y solo con sus viejos pantalones y su chaqueta de mezclilla. Desde entonces eran íntimos amigos. Ella nunca había sospechado que él no fuese otra cosa que un profesor viviendo de una mísera pensión, por lo que le había confiado sus propias dificultades para conseguir empleo. También le contó lo culpable que se sentía de vivir a expensas de su hermana Petra. Se vieron otra vez, y él la llevó a su librería favorita, en la que ambos perdieron la noción del tiempo mirando en los estantes. El siguiente fin de semana le retribuyó el favor llevándolo a una venta en una biblioteca, donde él encontró una copia destartalada de un volumen sobre mariposas que ya no se imprimía y que llevaba años buscando. Y luego, como por casualidad, Alejo mencionó que le había conseguido una entrevista en el Banco Lanzani. -Te recomendé a mi ahijado -dijo alegremente-. Estaba muy contento de ayudarte. Ella no tenía idea que el ahijado de Alejo era el Gerente General, y se había sentido totalmente horrorizada al enfrentarse a Peter ese primer día, cuando le preguntó con frialdad cómo había conocido a su padrino, sin intentar en absoluto disimular sus sospechas sobre los motivos que una joven tendría para hacerse amiga de un hombre mayor. Había disfrutado informándole que Alejo volvería a su casa en España a finales de septiembre. Lali se sintió terriblemente humillada. Cuando Lali le preguntó con delicadeza a Alejo por qué no le había dicho que Peter era quien administraba el banco, además de un súper millonario con una leyenda de éxito en el mundo de los negocios, Alejo asintió vagamente. -Siempre fue bueno en matemáticas, un tío muy inteligente para ese tipo de cosas. Lo lleva en la sangre. Los Lanzani llevaban generaciones siendo banqueros y Peter era el último de la dinastía y, aparentemente, el más brillante. También exigía mucho a sus empleados. Todos los compañeros de Lali tenían título universitario en administración de empresas, economía o idiomas. Lali sabía que ella no encajaba en un banco con una lista internacional de importantes clientes y empresas. A veces parecía que sólo servía para llevar mensajes, asegurarse de que las cafeteras estuviesen llenas y hacer las tareas más humildes. Trabajaba mucho, pero en el tipo de tarea que hacía no se lucía demasiado.

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