Monday, February 1, 2016

capitulo 69

¿Por qué estás tan tranquila? -preguntó Peter suspicaz-. No me fío de ti cuando estás así. Lali le sonrió lánguidamente. -Supongo que no querrás divorciarte precisamente ahora... -¡Theos! ¡Pero si nos casamos ayer! Era cierto, todavía la deseaba..., por increíble que pudiera parecer, incluso la deseaba más que nunca. Cuando se agachó para besarla de nuevo, su propio deseo volvió a traicionarla; deseaba tocarlo, abrazarlo, sin que por una vez le importaran las consecuencias. -Esta vez no te haré daño, te lo prometo -susurró Peter roncamente mientras le quitaba el vestido-. Ser el primero ha sido... un regalo inesperado. Casi me has vuelto loco contándome esas ridículas historias. -¿Acaso crees que no sé que tú también me deseas? Puedo verlo en tus ojos... No había creído una palabra de lo que le había contado sobre el testamento. Abrió la boca para explicárselo otra vez, pero él la acalló con un beso, y ella le estrechó entre sus brazos, rendida a una pasión que ya no podía disimular más. -¿Por qué te empeñas en pelear conmigo? -murmuroPeter quitándole el sujetador y empezando a acariciarle los pechos de tal forma que vibraron todas las fibras de su cuerpo. En lo más profundo de su conciencia, Lali sabía que había algo que necesitaba decirle, pero mientras aquellos increíbles ojos esmeralda estuviesen puestos sobre ella, era incapaz hasta de recordar su nombre. Cuando Peter la sonrió, fue como si hubiera estado esperando aquel gesto para adelantarse a besarlo; nunca había deseado hacer algo con semejante intensidad. Medio tumbado sobre ella, y sin dejar de besarla, Peter le quitó las braguitas y empezó a acariciarle dulce, sabiamente. A Lali le pareció que una corriente de lava ardiente empezaba a derramarse de su interior. Peter continuó hasta que se dio cuenta de que ella no podría aguantarlo mucho más, y sólo entonces la poseyó. Y mientras él la miraba, conteniendo a duras penas su propio deseo, se desataron en su cuerpo oleadas sucesivas del más intenso placer. -¡Peter...! -gritó sin poderse controlar. El se detuvo entonces, hasta que Lali le urgió para que continuara: no quería que se detuviera, no mientras no alcanzara la cima del éxtasis. Por fin él la condujo hasta allí, haciéndola sentir una plenitud tan gloriosa como nunca hubiera imaginado. -Así tendría que haber sido en nuestra noche de bodas -le dijo Peter sonriendo. Lali apenas podía creer lo que acababa de suceder; se aferraba a su cuerpo, incapaz de separarse, al tiempo que luchaba por contener las lágrimas. -Me parece que ya es hora de anunciar nuestro matrimonio -dijo Peter perezosamente. Lali abrió unos ojos como platos al pensar en las implicaciones de lo que acababa de oír-. ¿Qué te parece? -le preguntó, pero, sin esperar su respuesta, se levantó de un salto de la cama-. Primero una ducha y después el desayuno... Nunca en mi vida he tenido tanta hambre.

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