Monday, February 1, 2016

capitulo 70

Sólo entonces recordó Lali lo que había dicho antes de hacerle el amor acerca de sus «ridículas historias». -Peter... -él se volvió a mirarla con una amplia sonrisa dibujada en su rostro-. Lo que te he contado antes... lo del testamento... es verdad... Peter se la quedó mirando con una expresión indescifrable mientras ella le contaba con detalle la importancia que su madrina le había dado al matrimonio, su disgusto al enterarse de que se había ido a vivir con Leland. Al principio estaba tan nerviosa que ni siquiera era capaz de mirarlo a la cara. -Entonces, bueno... fue cuando me propusiste lo de la boda, y me enfadé tanto que se me ocurrió que también podía utilizarte para cumplir la condición impuesta en el testamento -le explicó con voz cada vez más temblorosa. En aquellos momentos no podía entender cómo había sido capaz de llevar adelante una idea tan peregrina. Ante la mirada de Peter, aquel plan que al principio le había parecido algo tan sencillo e inteligente se convertía en algo muy diferente. Se hizo entre ellos un silencio que podía cortarse con un cuchillo. Sin saber muy bien cómo iba a reaccionar, Lali extendió una mano hacia él. -Eres una víbora -estalló Peter al ver aquel gesto-. Cuando te pedí que te casaras conmigo, lo hice de corazón, porque, a diferencia de ti, yo todavía mantengo algunos principios... -Peter, yo... -Lali se había puesto tan blanca como el papel. -¡Cállate! ¡No quiero seguir escuchándote! Me estoy acordando de la generosa cantidad que acordamos que recibirías en caso de divorcio... Y eres tan avariciosa que también pretendes hacerte con el dinero de esa pobre anciana... -Lali notó que se le inundaban los ojos de lágrimas., Peter la miraba como si fuera un ser repugnante-. ¿Cómo has sido capaz de manipularme de esta manera? -le reprochó amargamente. -¡Estás muy equivocado! -se defendió Lali, lamentando en lo más hondo su torpeza-. ¡No fue algo premeditado, se me ocurrió sobre la marcha! Estaba tan enfadada, me sentía tan dolida... -Cuando un hombre te ofrece un anillo de bodas, lo hace para honrarte, no para utilizarte -dijo Peter entre dientes. -Bueno, yo eso no puedo saberlo: sólo he tenido el supremo honor de llevarlo durante cinco minutos. -¡Tú me lo devolviste! -¡Y tú lo aceptaste! -le recordó Lali implacable-. Y no quiero que me lo devuelvas, ni tampoco que le digas a nadie que nos hemos casado... no quiero que se sepa que fui tan tonta como para casarme contigo. -Eso me parece bien -admitió Peter torvamente-. Ya me aseguraré yo de deshacerme de ti antes de que pasen seis meses -anunció antes de meterse en el baño. Lali enterró la cabeza entre las almohadas, golpeándolas con rabia y frustración. Por un breve instante se había sentido muy cerca de Peter, y en menos de un segundo, aquella ilusión se había roto en mil pedazos... y la culpa era sólo suya, por imprudente.

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