Monday, February 1, 2016
capitulo 71
Aunque era cierto que tarde o temprano tendría que haberle hablado del
testamento, había elegido sin duda la peor forma de hacerlo. Lo había hecho tan
rematadamente mal que, al principio, Peter ni siquiera se lo había creído, tomando
sus palabras por un intento infantil de desafiarlo. Se estremeció al darse cuenta de lo
bien que la conocía aquel hombre.
Porque aquello era exactamente lo que había pretendido contándole la historia
de su herencia en aquellos términos tan ofensivos. Había olvidado que quien siembra
vientos, recoge tempestades, y por eso tendría que conformarse con los amargos
frutos que ella misma había plantado: ira, desilusión, rechazo...
¿Cómo podría explicarle que lo había hecho porque deseaba seguir casada con él,
y que para eso necesitaba una excusa que le permitiera creer que aún mantenía el
control? No podía decirle de ningún modo que se había enamorado de él...
Cuando por fin Peter salió del baño, Lali se lo quedó mirando como un perro
apaleado.
-Oye Peter, no pensaba obligarte a cumplir el acuerdo prenupcial...
-Deberías dedicarte a escribir guiones de ciencia- ficción -le espetó Peter en
el colmo de la incredulidad.
-¡Antes has reconocido que te equivocaste al prejuzgarme! -insistió Lali.
-Retiro lo dicho -replicó, lanzándole una gélida mirada-. Ah, Y me marcho a
Londres un par de días. Tengo que ocuparme de unos asuntos.
Lali no era tonta. Desolada, se percató de que no quería estar con ella ni un
minuto más.
-¿Siempre eres tan implacable con los que te rodean? -preguntó con el alma en
vilo.
-Te aseguro que me encanta esa vocecita lastimera que pones, pero no te
esfuerces, no me creo nada.
Cálidas lágrimas empezaron a caer por sus mejillas sin que pudiera hacer otra
cosa por remediarlo que secárselas con el borde de la sábana.
Peter acabó de ponerse un elegante traje gris. Parecía tan inaccesible y frío
como el Himalaya. Sin embargo, Lali decidió hacer un último intento.
-Te juro que nunca he querido tu dinero, Peter -susurró, imprimiendo a cada
una de sus palabras toda la sinceridad de la que fue capaz.
Peter esbozó una sonrisa que más bien parecía una mueca de burla.
-Aunque no encajas en la imagen que tengo de la perfecta esposa, como amante
eres impagable. No hace falta que disimules tu interés. Hemos hecho un trato: yo
disfruto de tu cuerpo, tú de mi dinero. A fin de cuentas, eso es lo que más nos va a los
multimillonarios vulgares como yo, ¿verdad?
Lali sintió que se le helaba la sangre en las venas. Con el mínimo de lucidez que
le quedaba decidió que si lo que Peter quería era una amante, eso era precisamente
lo que tendría.
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