Tuesday, February 2, 2016

capitulo 77

-Lali -dijo Peter con un tono exigente-, me gustaría que estuviéramos juntos cuando yo tengo tiempo libre para ti. -¿Cuando tienes tiempo libre para mí? ¿Y qué voy a hacer el resto del día?, ¿esperar sentada? -Ir de compras -dejó caer Peter con aplomo-. ¿No es lo que has hecho durante toda la semana pasada? Lali se puso furiosa, pero lo que decía Peter era cierto, había gastado una verdadera fortuna. -Pero no me importa -dijo Peter-, puedo permitírmelo. Lali se quedó muda. Todos sus planes para ponerle furioso yacían a sus pies, descartados, y aun así, no sabía qué había pasado exactamente. Peter se había puesto furioso al principio, pero había recobrado el buen humor enseguida. Durante aquel breve momento de distracción, Peter se acercó a ella para estrecharla entre sus brazos. Lali estaba rígida hasta aquel instante, pero al contacto de Peter, al sentir su calor, se vio devorada por el fuego de la pasión, del deseo. -Si no fuera por esa maldita fiesta -dijo Peter-, me quedaría. -se apretaba contra ella, consciente de la sensación que había despertado en Lali, y presa asimismo de ella-. Podría echarte sobre la cama y hacerte el amor... -Sí -dijo Lali. -Pero sería un pecado probar un bocado de la tarta antes de la hora de un banquete que promete ser inolvidable -dijo Peter, besando a Lali en el cuello a pesar de sus ardientes palabras y deslizando la rodilla entre sus piernas-. Tengo que irme... -Bésame. -No, no puedo... no podría parar -dijo Peter, y se apartó de ella con una mirada que reflejaba toda su frustración. Parecía un alcohólico resistiéndose a caer en lo que sólo podía significar su perdición-. ¡Dios! Eres tan guapa, y tan perfecta para mí -murmuró. Lali no podía pensar en otra cosa que en su marcha. Lo único que le importaba en el mundo era que se marchaba y la dejaría allí sola. No podía separarse de él, sería demasiado doloroso. Al darse cuenta de lo que sentía por él, se atemorizó; por primera vez se había dado cuenta de su enorme vulnerabilidad. Peter se marchó y ella lo estuvo mirando hasta el último momento, y cuando dejó de verlo se esforzó por oír sus pasos, que se alejaban irremediablemente. Cuando se hizo el silencio cayó sobre la alfombra hecha un mar de lágrimas. Dios Santo, qué idiota había sido, cómo se había atrevido a desafiar a Peter. De repente le resultó imposible creer que no hubiera hecho nada por arreglar su matrimonio. Y todo por su maldito orgullo. Lo que debía hacer, y aquello era todo lo que deseaba, era ser la mejor esposa para él, pero en vez de eso le había dado la espalda, con la ingenua pretensión de hacerle comprender que quería ser algo más que una amante para él. Sin embargo, la manera en que se había comportado justo antes de que él se marchara, sólo había servido para demostrarle que no era más que lo que él quería que fuera, exactamente lo que el quería.

No comments:

Post a Comment