Tuesday, February 2, 2016

capitulo 79

-Alguien que no tuvo la suerte de conocerte -respondió Peter con satisfacción-. Tú no eres como las otras mujeres. Lali se sonrojó. -¿Te lo has pasado bien esta noche? -¿Tú qué crees? -dijo Peter besándola en el lóbulo de la oreja y estrechándose contra ella, de modo que Lali se dio cuenta de que estaba muy excitado-. Llevo así toda la noche, no he podido dejar de pensar en ti... Lali lo besó, para callarlo. La estaba avergonzando. Pero el beso sólo logró aumentar el deseo de ambos. Al cabo de unos instantes, tuvo que separarse de él, necesitaba aire. Peter, no cabía duda, pensaba demasiado en el sexo, pero ella lo adoraba igualmente. Se sentía como un objeto sexual, pero tal vez eso fuera una buena base para construir un matrimonio sólido, ¿quién podía saberlo? Peter volvió a besarla y cualquier atisbo de pensamiento racional se disipó... Lali se deslizó fuera de la cama y se acercó de puntillas hasta la silla donde estaba doblada la ropa de Peter. Se proponía quitarle la lista antes de que la encontrara. Lo último que le hacía falta a su agitada relación era que Peter encontrara aquella punzante relación de defectos. Al fin y al cabo, la lista era muy exhaustiva, demasiado tal vez, y puntillosa. Pero se llevó una gran sorpresa. La chaqueta que estaba en la silla no era su chaqueta de etiqueta. Antes de volver a su lado, Peter debía haberse pasado cambiado de ropa... -Lali... ¿qué haces? Lali se sobresaltó, tropezando con la silla. -Nada. -¿Qué hora es? -Las ocho. -Vuelve a la cama, agape mou. Lali lo hizo al instante, aliviada al darse cuenta de que él no hubiera descubierto lo que estaba haciendo. Una hora y media después estaba en el comedor, ante el exquisito desayuno servido por Nikos, uno de los sirvientes de Peter. Este había traído a sus propios criados para remediar el vacío que sufrían los armarios de la cocina. No cabía duda de que era un hombre muy eficaz, pensaba Lali viéndole leer los periódicos de la mañana. También era un amante fantástico, pensó. Tan tierno y tan... salvaje. Había dormido sólo dos horas y debía estar por tanto exhausto, pero allí estaba, tan tranquilo, emanando, como siempre, un aura de energía positiva. «Nunca lograré estar a su altura", pensó, con temor. "Necesito recuperar esa lista para reprogramarme ydejar de ser tan dependiente de él».

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