capitulo 89

Sin embargo, el vuelo no resultó tan terrible como temía pues Peter sostuvo su mano durante todo el tiempo. Incluso fue capaz de mirar por la ventana un par de veces. -Te has portado como una campeona -la felicitó en cuanto aterrizaron. Pero Lali contemplaba admirada la inmensa mansión que se alzaba ante ellos. Vio otros tres helicópteros en los campos cercanos y un montón de lujosos coches aparcados. -¿Dónde estamos? -preguntó asombrada. -Ya te dije una vez que tenía una casa en el campo -respondió Peter con una pícara sonrisa-Bienvenida a tu banquete de bodas, señora Lanzani... -¿Cómo dices? -Todos mis parientes y mis amigos están esperándonos para conocerte -confesó Peter-. He pensado que sería mejor invitarles a comer, porque así se habrán marchado para la hora de la cena... -¿Han venido todos? -Llevo preparando esta fiesta desde hace tiempo, y si no la he celebrado antes es porque quería tenerte un tiempo para mí solo. Le pedí a tu padre que viniera, pero al final decidió que sería mejor que no asistiera... -¿Por eso te marchaste ayer tan intempestivamente, para ir a hablar con él? -Efectivamente. Fui a Manchester a buscarlo y luego pasé aquí la noche para supervisar los preparativos -le explicó distraídamente. No paraba de mirar hacia el cielo con expresión anhelante. -¿Qué pasa, Peter? Se dibujó una sonrisa en su rostro cuando por fin se oyó a lo lejos el motor de una avioneta. Abrazándola, la obligó a que mirara ella también. Casi se le salieron los ojos de las órbitas cuando vio que empezaban a dibujarse en el cielo unas letras de color rosa. -Eso es una T -deletreó Peter-, luego una E, después una A, y una M... -¡Puedo leer perfectamente unas letras tan grandes! -protestó Lali, mirando aquel mensaje de amor escrito entre las nubes. -Quería demostrarte que estoy orgulloso de lo que siento por ti, Lali, y ésta es la mejor forma que se me ocurrió para hacerlo. Ni en sus más locos sueños le hubiera creído capaz Lali de hacer una cosa tan insólita como aquella. -¿De verdad me quieres? -preguntó emocionada. -¡Claro que sí! Me he pasado las últimas semanas haciendo lo imposible para demostrártelo. -¿Y por qué no me lo has dicho hasta ahora? -insistió con ojos brillantes. -No estabas preparada para oírlo. Te recuerdo que tenías muy mala opinión de mí. Me quedé horrorizado al leer lo que habías escrito en tu famosa lista -dijo Peter con una cómica mueca.