capitulo 18

-¡Pues claro que podría serlo! -exclamó Cande alejándose con Lali-. ¿Tú crees que lo dice en serio? -le preguntó a su amiga una vez a solas.
-No sé -contestó Lali encogiéndose de hombros-. En cualquier caso, me da igual porque cuando me vaya de aquí pienso ir directamente la universidad y no pienso perder el tiempo con estúpidos sueños de fama y pasarelas.
-¿Qué tal te vas con lady Esnob? -le preguntó Cande cambiando de tema.
-No la llames así -contestó Lali-. Se porta muy bien conmigo.
-Qué raro porque todo el mundo dice que es muy mala persona.
-No es cierto.
-Si tú lo dices... -contestó Cande, nada convencida.
Lali llevaba dos días trabajando para lady Rocio y estaba encantada contestando el teléfono, dejando mensajes, organizando la mesa llena de papeles de la aristócrata, deshaciéndole las maletas, planchándole la ropa y recogiendo la habitación en la que lady Rocio se hospedaba cuando estaba en el castillo.
Lady Rocio la trataba como a una conocida en lugar de cómo a una empleada y Lali no podía evitar querer complacerla.
Peter frunció el ceño al ver a Bruno Judd hablando con Lali en el patio, pues de todos era sabida la falta de escrúpulos del viejo fotógrafo.
Cuando se disponía a apartarse del ventanal, preguntándose si debía o no intervenir, llamaron para decirle que lady Rocio quería verlo en persona inmediatamente.
-¿Qué ocurre que es tan importante como para que no lo podamos tratar por teléfono? -le preguntó a la aristócrata unos minutos después.
-Lo cierto es que es una cuestión un tanto delicada -contestó Rocio-. Ha desaparecido una de mis joyas de mi habitación.
Peter se puso muy serio.
-Voy a llamar a la policía ahora mismo.
-No, no quiero que el personal de servicio se sienta bajo sospecha. La verdad es que el broche que ha desaparecido no valía demasiado.
-El valor económico es lo de menos. No pienso tolerar que nadie robe nada en mi
casa.
-Espera un poco antes de llamar a la policía. A lo mejor, no me lo han robado y simplemente lo he extraviado. Le voy a decir a Lali que busque bien por toda la habitación.
-Como tú quieras -contestó Peter preguntándose por qué habría ido hablar con él sin haber buscado bien antes-. ¿Tienes ya la lista de invitados para la fiesta?
-Casi está terminada -contestó Rocio-. ¿Por qué no vienes a tomar café hoy conmigo?
-Muy bien, nos vemos dentro de media hora -contestó Peter a pesar de que no le apetecía demasiado.
Cuando Rocio le contó lo que había sucedido con el broche, Lali se preocupó de veras porque sabía que, si algo desaparecía, todos eran sospechosos.
-Por supuesto, me pondré a buscarlo ahora mismo -le dijo.
-Si no te importa, busca primero por esta sala y, cuando llegue el príncipe a tomar café dentro de media hora, te pasas a mi dormitorio y sigues allí -le pidió lady Rocio-. Muchas gracias por tu ayuda. Espero que aparezca.
Lali estaba a cuatro patas buscando el broche por el suelo cuando oyó llegar a Peter y no pudo evitar sentir una gran emoción.
Por mucho que lo intentaba, no podía dejar de pensar en él.
De repente, al palpar con las manos sobre la alfombra, tocó algo que resultó ser el broche.
-¡Lo encontré! -exclamó incorporándose-. Vaya, perdón -añadió al ver que Peter la miraba desde el salón de la suite de lady Rocio.
-¿De verdad lo has encontrado? -exclamó Rocio encantada-. ¡No me lo puedo creer! ¿Dónde estaba?
-En el suelo, junto a la cómoda -contestó Lali.
-Es increíble, no sé cómo no lo he visto porque he estado buscando por todas partes.
-Suele ocurrir. Enhorabuena, Lali -intervino Peter.