Tuesday, May 26, 2015

capitulo 37

Sin embargo, ella estaba convencida de que escondía algo más porque tenía casas por todo el mundo en las que podía hacer lo que le diera la gana sin que nadie lo supiera y a ella le había propuesto ser su amante, ¿no?
No había tardado mucho en llevársela a la cama, lo que significaba obviamente que tenía experiencia. Cualquier hombre que tuviera amantes era un coleccionista de mujeres. A lo mejor, Peter era un donjuán discreto, pero un donjuán al fin y al cabo.
¡Ahora que había recuperado el odio que sentía por él había llegado el momento de que Peter se enterara de todo, de que supiera lo que pensaba de él!
Squeak tenía artritis, así que Lali tuvo que llevarlo en brazos hasta la limusina, donde el perro se acomodó en un rincón y se quedó dormido.
Lali se sentó frente a Peter y cerró los ojos brevemente, repasando mentalmente lo que le iba a decir. Sin embargo, estaba tan cansada, que no pudo evitar quedarse ella también dormida.
La despertó un sonido al que no estaba acostumbrada: Squeak gruñendo.
-Desde luego, es un buen perro de defensa -comentó Peter-. Estaba intentando despertarte y no le ha hecho ninguna gracia. Ya hemos llegado a mi hotel -añadió.
-Vaya, me he quedado dormida -dijo Lali pasándose los dedos por el pelo-.
¿Dónde estamos?
-En el aparcamiento del hotel. ¿Te crees que te iba a secuestrar o algo así?
-No digas tonterías -rió Lali saliendo del coche y dirigiéndose al ascensor.
Mientras caminaban, Squeak se le cruzó en el camino y Lali se tropezó con la correa, lo que la hizo tropezar. Menos mal que Peter estaba cerca para agarrarla.
-Ten cuidado...
Sin darse cuenta de lo cerca que estaban, Lali se dio la vuelta nerviosa hacia Peter con la mala fortuna de que su tripa se metió por medio y golpeó a Peter en la cadera. Al darse cuenta, Lali bajó la mirada e intentó cerrarse el abrigo, que se había abierto ligeramente.
Peter siguió la dirección de su mirada y de pronto lo comprendió todo, su aspecto enfermizo, sus andares torpes y lentos. Sin pensarlo dos veces, desabrochó los dos botones del abrigo de Lali y separó la tela.
-Vas a tener un hijo -exclamó asombrado-. Y pronto. ¿De quién es?
Lali se metió las manos en los bolsillos y volvió a cerrarse el abrigo, consciente de que se había puesto roja como la grana.
-¿Tú de quién crees que es? -le espetó.
-Entonces, no te quedan más que unas pocas semanas...
-Ya veo que sabes contar -comentó Lali con acidez.
Peter no sabía qué decir.
Si sus cálculos eran correctos, en menos de dos meses iba a ser padre. Estaba completamente conmocionado. Así que el hijo que iba a tener Lali era suyo... Por eso estaba tan cansada.
Peter apenas sabía nada de embarazos ni de mujeres embarazadas, pero lo poco que sabía, que su madre había muerto al darle a él a luz, hizo que un escalofrío de terror le recorriera la espalda.
Una persona de servicio les había abierto la puerta principal de la vivienda y estaban en el salón.
-Quiero que sepas que te odio por haberme puesto en esta situación -le dijo Lali con vehemencia-. ¡Te odio!
Peter pensó que era normal que estuviera enfadada. Obviamente, no debía de haberlo pasado muy bien los últimos meses y era evidente que estaba cansada, pero ahora que él había llegado para hacerse cargo de ella todo iba a cambiar.
La situación iba a mejorar para ella.

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