Wednesday, May 27, 2015

capitulo 45

Al día siguiente, mientras desayunaba, llegaron un montón de revistas y de libros, otra muestra de que Peter pensaba en ella.
Lali se encontraba mucho mejor y, de hecho, se tomó un cuenco de cereales, un cruasán y dos tazas de chocolate.
Durante las siguientes dos semanas, Peter pasó todo el tiempo libre que tuvo con ella, pero no volvió a besarla. Sin embargo, canceló todos sus viajes de negocios al extranjero para estar a su lado.
Al final, Lali se puso de parto quince días antes de lo esperado, a media mañana. Peter estaba en la otra punta de Londres.
Cuando llegó a la clínica, Lali estaba ya ingresada.
-No te preocupes, no te va doler -le aseguró apretándole la mano-. He hablado con los médicos y me han asegurado que no vas a sufrir en absoluto.
Lali pensó que el que parecía que estaba sufriendo mucho era él y se dio cuenta de que estaba muy pálido. Ella era consciente de que dar a luz implicaba cierto dolor, pero no se lo dijo.
Peter estaba tan preocupado por Lali, que se puso a rezar. Ni el mejor equipo médico del mundo podía asegurar que a una parturienta no le sucediera nada. Su propia madre, joven y sana, había muerto poco después de darlo a luz y su padre jamás se había recuperado de la pérdida de la mujer a la que adoraba.
Media hora después, nació su hijo y todo fue a las mil maravillas.
-Es... es... un milagro -dijo al verlo, visiblemente emocionado-. Dentro de unas semanas, cuando estés bien, iremos a Dhemen y se lo presentaremos a mi pueblo.

CUANDO el avión privado aterrizó en Dhemen, Lali tomó en brazos a su hijo Santino y lo abrazó con cariño.
-¿Quién es el niño más guapo del mundo? -murmuró besándolo en la frente.
Santino la miró con sus inmensos ojos verdes, tan parecidos a los de su padre, y Lali sonrió encantada al ver que se encontraba bien.
Durante sus primeras semanas de vida, el niño había enfermado constantemente y sus padres se habían preocupado mucho, pero, poco a poco, había ido ganando salud y ahora estaba perfectamente sano y feliz.
Sin embargo, las constantes enfermedades del pequeño habían provocado que Lali se quedara en Londres mientras Peter recorría el mundo por asuntos de negocios.
Ahora, Santino tenía siete semanas y hacía tres que Lali no veía a su padre. Se sentía nerviosa y deseosa de verlo cuanto antes.
Peter había mantenido su férrea promesa de no volver a tocarla hasta que se hubiese llevado a cabo su segunda boda y ni siquiera la había vuelto a besar después del nacimiento del niño.
Aquello había hecho que Lali se sintiera prácticamente rechazada, algo que le había dolido sobremanera y le había hecho asumir que Peter estaba única y exclusivamente con ella por el bien del niño.
Tras entregarle el bebé a su niñera, Lali se puso en pie. Antes de aterrizar, se había cambiado de ropa, eligiendo un precioso traje de chaqueta azul porque el azul era un color muy apreciado en Dhemen, tal y como había leído en los numerosos libros que había devorado sobre el país de origen de su marido.

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