capitulo 50

Durante toda la velada, escuchó cómo todas se deshacían en elogios hacia su marido y esperó, en vano, que alguna le hablara de una mujer llamada Paula.
Cuando se metió en la cama, consciente de que todavía le quedaban muchas horas para volver a ver a Peter, no pudo evitar preguntarse si seguiría enfadado con ella.
Al día siguiente, nada más amanecer, le llevaron un delicioso desayuno a la cama y no había hecho más que terminarlo cuando su cuñada Jimena fue a buscarla para conducirla a la parte más antigua del palacio.
-La novia recibe ahora todo tipo de tratamientos de belleza -le explicó Jimena encantada-. Debes relajarte y disfrutar. Te lo vas a pasar fenomenal.
El palacio Ahmet, que parecía una fortaleza por fuera, por dentro era un enorme laberinto compuesto por amplios pasillos y tranquilos patios. Tenía varios minaretes y preciosos jardines y los edificios estaban unidos a través escaleras de piedra y pasarelas aéreas.
Jimena la condujo a un antiquísimo baño que había formado parte del harén del palacio en tiempos remotos. Tras dejarla un rato en una sauna, aparecieron dos terapeutas que le administraron una fina película de algas por todo el cuerpo.
-Es buenísimo para la piel -le dijo su cuñada.
Lali rió al imaginarse lo que diría Peter si la viera convertida en un monstruo marino. Sin embargo, era cierto que, cuando le quitaron la mascarilla seca, su piel estaba más suave que nunca.
A continuación, le lavaron en el pelo con un preparado de hierbas y la esteticista del palacio le hizo una mascarilla facial, le depiló las cejas y la deleitó con otros muchos tratamientos de belleza.
Lali le preguntó a Jimena cómo podía ponerse en contacto con Peter y Jimena le explicó que solamente por teléfono, así que Lali le escribió un mensaje de texto al móvil.
«Perdón».
En sus habitaciones privadas, Peter recibió el mensaje mientras le daban un masaje y llamó inmediatamente a su mujer.
-¿Lali...?
-Ayer me enfadé mucho, pero no debería haberte gritado.
-No, te equivocas. Verte tan furiosa me ha hecho pensar que voy a investigar lo que me has dicho -contestó Peter.
Encantada de que, por fin, Peter la apoyara, Lali se sintió increíblemente aliviada, pero decidió insistir.
-Peter, yo quiero que me creas porque confías en mí y no porque hayas hecho investigaciones.
-Hoy nos casamos y te aseguro que ahora mismo no estoy pensando en las investigaciones sino en ti.
-¿Ah, sí? ¿Y qué estás pensando exactamente?
-En cómo te voy a hacer el amor esta noche.
Lali abrió los ojos sorprendida ante la confesión y sintió un una punzada de deseo entre las piernas.
-Me sorprendes porque no me has vuelto a tocar desde antes de que naciera Santino.
-¡Eso ha sido una muestra de respeto! -se defendió Peter.
-¿Tan culpable te sientes por lo que pasó en el castillo aquel día?
-No... De hecho, pienso en aquello constantemente -admitió Peter-. Recuerdo perfectamente nuestra pasión...