Friday, May 22, 2015

capitulo 8

-Así que no es la primera vez que entra en estas tierras, ¿eh? -comentó Lali recordando las huellas que había visto cerca de casa de su padre-. Para que lo sepa, ha estropeado usted el camino de la colina.
-Le aseguro que yo no he sido -contestó Peter ofendido. -¿Ah, no? ¿Cuántos motoristas como usted hay por aquí?
-Señorita, le agradecería que, teniendo en cuenta que no tiene usted pruebas, no me acuse de algo que yo no he hecho -se defendió Peter-, Es una gran ofensa -añadió en tono frío y distante.
Lali palideció.
-A mí lo que me parece una gran ofensa es que todavía no me haya usted pedido perdón por haberme dado el susto de mi vida -contestó ofendida.
Peter se sonrojó, pues siempre se había tenido por un hombre extremadamente cortés.
-Por supuesto, le pido perdón por asustarla.
-Bueno, yo también le pido perdón por haber dicho que había sido usted el que había entrado en las tierras de mi padre con la motocicleta y las había estropeado -contestó Lali.
-¿Estaba usted leyendo? -preguntó Peter recogiendo la revista de Lali del suelo.
-Sí, gracias -contestó Lali aceptándola y sonrojándose al ver que Peter la miraba intensamente.
Peter tuvo que hacer un gran esfuerzo para controlar su deseo pues los labios de aquella mujer y sus preciosos y firmes pechos le hacían desearla con tanta intensidad, que estaba atónito.
-¿Le habrá pasado algo a la moto? -preguntó Lali, nerviosa, pues se había dado cuenta de que entre ellos se había instalado una extraña tensión cuyo origen no acertaba a vislumbrar.
-No creo -contestó Peter.
Había conseguido controlarse, sí, pero estaba enfadado consigo mismo porque no entendía cómo se sentía atraído por aquella mujer. Por muy guapa que fuera, él estaba acostumbrado a mujeres increíblemente bellas, así que no era aquélla la razón.
-¿Va usted muy lejos? -quiso saber Lali.
En otra circunstancia, jamás se hubiera atrevido a preguntar algo así a un desconocido, pero lo cierto era que sabía que aquel hombre se iba a ir y no quería que se fuera.
-No, voy al castillo -contestó Peter, levantando la motocicleta del suelo.
Podría haberle dicho quién era, pero decidió que no había motivo para hacerla pasar tal vergüenza porque lo más probable era que jamás volvieran a verse.
Lali supuso que el motociclista estaba pasando una temporada invitado en el castillo en el que ella trabajaba y rezó para que no diera un mal informe de ella a nadie porque, de ser así, perdería el trabajo y su padre se enfadaría.
Peter se puso el casco, puso la motocicleta en marcha, se montó y se alejó sin siquiera mirarla, pero pensando en ella, en sus maravillosos ojos negros y en que parecía asustada e infeliz, lo que lo llevó a preguntarse qué tipo de vida llevaría con aquel padre fanático del que le había hablado el encargado del castillo.
De repente, se encontró preguntándose si  estaría dispuesta a convertirse en su amante.
Peter se enfureció consigo mismo por semejante pensamiento pues tener una amante implicaba una relación y él prefería saltar de cama en cama sin comprometerse con ninguna mujer.

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