Sunday, May 24, 2015

capitulo 23

Peter le acarició la mejilla y sintió que la furia se apoderaba de él al comprender que la habían golpeado. Se preguntó si podría hacer algo para ayudarla porque era obvio que aquella chica tenía una vida familiar problemática.
-Lali, no me mientas -le pidió en tono amable.
Al sentir los dedos de Peter sobre la piel con tanta suavidad, Lali se había quedado atónita porque hasta aquel momento no sabía que un hombre pudiera ser tan agradable.
-No te miento -murmuró.
-Te han pegado y no debes aceptarlo. Nadie tiene derecho a pegar a otra persona, ni siquiera un padre. Debo saber la verdad -insistió Peter-. Si no confías en mí, no te voy a poder ayudar.
-¡No podrías ayudar de todas maneras! -protestó Lali en un arrebato y sintiendo que las lágrimas resbalaban por sus mejillas.
-Te equivocas -contestó Peter haciendo un gran esfuerzo para no tomarla entre sus brazos y consolarla-. No me parece bien que tratemos un tema tan delicado aquí en la galería, donde podría vernos cualquiera -añadió guiándola al fondo de la galería, donde había una puerta de caoba que llevaba al ala del castillo de uso personal del príncipe-. Ahora que estamos solos, quiero que te tranquilices y que me cuentes exactamente lo que sucedió ayer -le indicó haciéndola sentarse.
-No te lo puedo contar... -sollozó Lali.
Peter la agarró de la mano.
-Ser leal a la familia es muy admirable, pero en tu caso se trata de una cuestión de seguridad personal, de tu seguridad, que es lo más importante en estos momentos. Lo que sucedió ayer podría volver a repetirse y las lesiones podrían ser mucho peores.
-Fue culpa mía... -dijo Lali sintiéndose culpable.
-¿Por qué dices eso?
-Si te hubiera permitido que hablaras con Bruno Judd, nada de esto habría ocurrido, pero me enfadé contigo creyendo que te estabas metiendo en mis asuntos -contestó Lali con lágrimas en los ojos.
-Ya, ya... -murmuró Peter sentándose en el brazo del sofá y tomando a Lali de la otra mano-. Cuéntame exactamente qué tiene que ver el fotógrafo en todo esto.
-A ese estúpido no se le ocurrió otra cosa que presentarse en mi casa para hablar con mi padre -le explicó Lali.
-¿Judd fue a tu casa? -preguntó Peter con el ceño fruncido.
-Sí, fue y le enseñó a mi padre fotografías de mujeres, según él, «medio desnudas». No te puedes ni imaginar cómo me lo encontré al llegar a casa. Estaba furioso...
-Muy bien, no hace falta que sigas -la interrumpió Peter colocándole un dedo sobre los labios-. No volverá a hacerte daño. No voy a permitírselo.
-Pero tú no puedes hacer nada por evitarlo -murmuró Lali con la respiración entrecortada.
-Te doy mi palabra de honor de que voy a protegerte -le juró Peter con determinación, pensando que la mejor manera de protegerla sería alejarla de Alejo.
Sin embargo, ¿sobreviviría Lali al hecho de perder todo lo que tenía allí? ¿Y qué tenía? ¿Pobreza y tristeza? A Peter se le pasó por la cabeza que no sería ninguna tontería mantener una relación con ella porque, por lo menos, le daría cierta felicidad.
De repente, Lali se dio cuenta del silencio que los había envuelto a ambos y de lo cerca que estaban el uno del otro.

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