Sunday, May 24, 2015

capitulo 19

Lali se quedó mirándolo fijamente. Cuando sus ojos se encontraron, sintió que los músculos del vientre se le contraían y que el aire no le llegaba a los pulmones.
-Sí, muchas gracias -dijo Rocio sonriendo encantada-. ¿Te importaría que habláramos un momento a solas, Lali?
Sorprendida, Lali la siguió al pasillo.
-Tenía que sacarte de ahí cuanto antes –le dijo una vez a solas ante la confusión de Lali-. ¿No te has dado cuenta? Ha sido vergonzoso, te has quedado mirando al príncipe Peter. Has quedado completamente ridículo ante él. ¿No te han dicho nunca que no debes quedarte mirando a un hombre como una estúpida colegiala?
Sorprendida por el inesperado ataque, Lali bajó la mirada apesadumbrada. Sin embargo, algo en ella la hizo rebelarse pues ¿acaso no se había quedado él mirándola también? ¿Y cómo no iba a quedarse mirando encantada al único hombre que la había besado en su vida?
-Ya me di cuenta el día que te llevamos a tu casa que estás loca por él, pero procura disimular porque no creo que te apetezca que la gente se ría de ti -añadió Rocio con un desprecio que no era propio de ella.
-Yo no tengo en absoluto la sensación de haber hecho el ridículo -se defendió Lali levantando el mentón.
Ante aquellas palabras, la dura mirada de Rocio se dulcificó.
-Perdón si te lo he dicho de manera demasiado directa, pero me parecía que alguien tenía que advertirte por tu propio bien. Mira, ¿por qué no te vas hoy pronto a casa?
Lali decidió no hacerlo porque un par de compañeras ya se habían quejado de su nueva flexibilidad de horarios y no quería tener problemas, así que bajó al sótano y decidió terminar su turno de limpieza.
Mientras trabajaba, recordó que Rocio le había dado una primera impresión favorable y se dijo que, tal vez, había sido ingenua al juzgarla porque parecía obvio que los rumores eran ciertos, que la aristócrata estaba interesada en el príncipe.
Cuando se disponía a irse casa, uno de los ayudantes personales de Peter fue a buscarla para indicarle que el príncipe quería verla.
Lali lo siguió hasta una sala de recepción donde la estaba esperando Peter y se dio cuenta de que, por una parte, se moría por verlo y, por otra, hubiera preferido irse a su casa.
Le latía el corazón aceleradamente y no pudo evitar pasear su mirada por el maravilloso rostro y espectacular cuerpo del príncipe.
En esos momentos, Peter se imaginó a aquella belleza de piel de porcelana tumbada en su cama con la melena desparramada sobre la almohada.
Aunque intentó borrar de su mente las eróticas imágenes, su anatomía reaccionó de forma violenta.

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