capitulo 41

-Supongo que la familia del príncipe Peter estará sorprendida con todo esto. ¡No creo que les haya hecho ninguna gracia que su hijo se case con una mujer que no es de sangre real! -comentó Cande-. Uy, perdón, no tendría que haber dicho eso... -añadió tapándose la boca con la mano.
-¿Por qué no? Es la verdad -contestó Lali.
-Ya sabes que me voy después de la misa -comentó su amiga cambiando de tema.
-No, Cande, por favor...
-Sí, ya hemos hablado de ello. No podría comer al lado de un príncipe. Me pondría muy nerviosa.
Nicolas se había ofrecido a llevar a Lali al altar, pero ella se lo había agradecido y le había dicho que no era necesario porque iba ser una boda muy sencilla en la que solamente iba a haber un par de testigos.
Lo cierto era que le producía un terrible dolor que no fuera a acudir nadie de su familia. Le habría encantado que su hermano Gaston estuviera allí con ella, pero no tenía ni idea de cómo localizarlo.
Había llamado a su casa para decirle a su padre que se iba a casar, pero, en cuanto había oído la voz de su hija, Alejo había colgado el teléfono.
Lali había intentado convencerse de que daba igual, de que aquella boda era un matrimonio de conveniencia que iba a tener lugar única y exclusivamente por el bien del niño, que el anillo que le iba a entregar Peter no se lo iba a entregar con amor.
Ni siquiera con respeto porque, si Peter seguía creyéndola una ladrona, ¿cómo la iba a respetar? Claro que, si la gente empezaba a dudar de la versión de Morag Stevens y a sospechar de lady Rocio, tal vez, Peter terminaría descubriendo la verdad. -¡A por él! -le dijo Cande al oído cuando Lali llegó al inicio del pasillo.
Lali se sonrojó de pies a cabeza y se quedó mirando a Peter, que la esperaba junto al altar más increíble y guapo que nunca.
¿Para qué negarlo? Estaba perdidamente enamorada de él. Cuando Peter la llamaba por teléfono, Lali sentía mariposas en el estómago y, cuando le sonreía, sentía que se le elevaba el corazón como si tuviera alas.
La ceremonia fue breve, pero Lali no pudo evitar emocionarse cuando Peter le puso la alianza.
Ahora era su marido.
Peter estaba realmente preocupado por Lali porque cada día parecía más frágil y estaba más pálida aunque ella siempre decía que se encontraba bien. Estaba deseando irse a Dhemen para que un ginecólogo de su entera confianza pudiera examinarla.
Mientras Peter pensaba en todo eso, Lali no podía dejar de pensar en que ni siquiera tenía ramo de novia, en que todo aquello era una farsa, en que aquel matrimonio adolecía de amor por todas partes y en que era mejor que se fuera acostumbrando porque eso era lo que la esperaba.
Estaban saliendo de la iglesia cuando Lali sintió una aguda punzada de dolor en el bajo vientre que la hizo doblarse hacia delante.
-¿Qué te pasa? -exclamó Peter, preocupado.
-Me duele -consiguió contestar Lali-. ¡Me duele mucho!