Wednesday, May 27, 2015

capitulo 46 y 47

Al oír la voz de Peter, se giró y se dio cuenta de su marido había abierto la puerta del avión y había entrado a buscarla.
-Peter... -murmuró yendo hacia él.
Peter la miró y sonrió, haciendo que a Lali se le acelerara el corazón.
-Te he echado de menos -dijo Peter agarrándola de la mano y soltándosela casi inmediatamente-. Santino -añadió mirando a su hijo y sonriendo encantado-. Parece feliz y no es para menos ahora que, por fin, está en casa y con su familia.
Dolida por el frío recibimiento, Lali miró por la ventanilla y se quedó de piedra al ver a la muchedumbre allí congregada bajo el ardiente sol.
-Dios mío, ¿pero qué ocurre? ¿Qué hace toda esa gente ahí?
-Han venido a daros la bienvenida al niño y a ti. ¿Preparada? Es de mala educación hacer esperar a la gente bajo este sol.
-Madre mía... -suspiró Lali nerviosa.
-Sólo tienes que sonreír -la tranquilizó Peter tomándola de la mano y conduciéndola hacía la escalerilla del avión.
Sintiéndose prácticamente cegada por el sol, Lali percibió que una banda de música comenzaba a tocar. Antes de que le diera tiempo a reaccionar, Peter la tomó de la mano.
-No te muevas -le ordenó-. Mantén la cabeza alta. Es nuestro himno nacional -le explicó.
Lali así lo hizo.
Unos minutos después, ya en la pista, Peter le presentó a un hombre ataviado con uniforme militar mientras la gente aplaudía y la saludaba con respeto. A continuación, Peter la condujo a una marquesina con toldo, donde se sentaron.
Una vez allí, una niña pequeña se acercó a entregarle a Lali un ramo de flores y ella sonrió sinceramente agradecida y le dio las gracias en árabe.
-Me has impresionado -admitió Peter.
-Bueno, no es para tanto -comentó Lali con timidez-. Me compré un diccionario en Londres y me he aprendido unas cuantas palabras.
A continuación, un consejero ministerial les dio la bienvenida con un discurso entusiasta y, al finalizar, apareció una inmensa limusina blanca que paró junto a los príncipes herederos. Cuando se pusieron en pie, la orquesta comenzó a tocar una pieza que a Lali le era muy conocida.
-En tu honor, los músicos han elegido una pieza compuesta por un compositor inglés -le explicó Peter.
-Se llama Chanson de Matin -contestó Lali emocionada-. Era una de las piezas preferidas de mi madre.
-No tenía ni idea de que supieras tanto de música clásica.
-En mi casa no había televisión y mi madre nos mantenía a mi hermano y a mí ocupados por las noches con el piano... hasta que a mi padre le pareció que nos lo pasábamos demasiado bien y lo vendió.
-Menudo canalla.
-A mi madre le destrozó aquel detalle y yo me prometí a mí misma que algún día tendría un piano y podría tocar todo lo que me diera la gana -rió Lali.
En el interior de la limusina, había aire acondicionado y Lali alargó las piernas y suspiró encantada mientras Peter estudiaba su delicado perfil y se decía que, además
de tener un carácter independiente que le encantaba, su mujer tenía una sorprendente sensibilidad.
Cuanto más sabía sobre aquella mujer, más quería saber. Lali era como un cuadro que nunca pierde su atractivo. El elegante traje de chaqueta que había elegido para la ocasión era propio de una mujer de su sorprendente belleza.
En muchos aspectos, no dejaba de sorprenderlo y siempre agradablemente. Llegados a aquel punto, Peter recordó el amargo incidente del collar de diamantes y no pudo evitar tensarse disgustado.
-¡Madre mía! -exclamó Lali-. ¿Y eso? -añadió al ver una inmensa fotografía de ella y de Peter en una valla publicitaria.
-Es el anuncio de nuestra boda -le informó Peter con frialdad-. Todo el país lo celebrará con nosotros y será un día de fiesta popular.
Lali tragó saliva y se preguntó por qué Peter la estaba tratando de manera tan distante. ¿Sería que no quería volver a casarse con ella? Tener que casarse dos veces con una mujer a la que no se amaba tenía que ser insoportable.
La capital del país, Jabil, resultó ser una ciudad de amplias avenidas con árboles y edificios modernos situados junto a preciosas mezquitas y a maravillosas casas con jardín, tiendas estupendas y hoteles de nivel internacional.
-Nuestra boda será tradicional -le explicó Peter, temiendo que su novia europea sufriera un choque cultural -. Los festejos empiezan esta noche y terminarán mañana por la tarde. No volveremos a vernos hasta que comience la ceremonia.
A Lali no le hizo ninguna gracia que la separaran de él tan pronto.
-¿Y tiene que ser así? ¿Por qué no podemos estar juntos?
Al detectar el pánico de su voz, Peter la miró los ojos y la tomó de la mano.
-Es la tradición y me parece que nosotros ya nos hemos saltado unas cuantas reglas, ¿no te parece? Normalmente, los festejos duran tres días y nosotros los hemos reducido a uno y medio por la apretada agenda de mi padre.
-Pero yo aquí no conozco a nadie... -se lamentó Lali con lágrimas en los ojos.
-Todos en mi familia hablan inglés y se van a portar de maravilla contigo -le prometió Peter-. Mi familia está muy aliviada porque, por fin, he encontrado esposa.
-¿Aliviada? -preguntó Lali confusa.
-Por lo visto, mi padre nunca me ha presionado para que me casara porque creía que era la mejor manera de que, algún día, eligiera una mujer de mi gusto. Sin embargo, al ver que no tenía ninguna prisa por contraer matrimonio, había comenzado a preocuparse.
En aquel momento, Lali se acordó de Paula y se preguntó cuántas personas sabrían que Peter estaba enamorado de ella.
-¿Qué era lo que tanto preocupaba al rey?
-Como ya te darás cuenta, mi padre es bastante pesimista y creía que, aunque me casara, tardaría años en tener un heredero. Por eso, al decirle que me había casado y que estaba esperando un hijo se ha mostrado encantado.
Lali sonrió mortificada.
-¿Qué le has contado a tu padre?
-La verdad.
Lali lo miró consternada.
-Entonces, le has contado que... ¿qué le has contado exactamente?
-Que me acosté con una virgen -contestó Peter-. ¿Qué querías que le contara? -añadió como si aquella pregunta le pareciera de lo más extraña.
-¡Pero esa información era entre tú y yo, no para que la fueras contando por ahí! -se sonrojó Lali.

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