Monday, June 1, 2015

capitulo 21

Peter y Euguenia tenían los mismos amigos, el mismo estilo de vida, la misma fortuna y los mismos gustos. Euguenia entraba y salía en casa de Peter como si fuera la propietaria y hacía de anfitriona siempre que tenía invitados, tomaba. prestadas sus camisas y jerseys y soltaba bromas inteligentes que hacían reír a Peter mientras Lali sólo empezaba a enterarse. Lali habla sido como la pretendienta al trono, superada en atractivo, sofisticación y brillo por la otra, pero Peter no parecía haberle encontrado problemas.
Cada vez con más frecuencia, había empezado a preguntarse exactamente qué habría visto Peter para pedirla en matrimonio. No había mencionado el amor. La habría atraído hacia él y le había propuesto el mayor desenfado y frialdad:
—Vamos a casarnos.
Y ella había quedado sorprendida de que sueños más salvajes se hubieran hecho realidad sin
advertencia. Sólo llevaba dos meses viéndolo y que había salido con él, había tenido que humillantes predicciones de su padrastro de que acabaría en el arroyo por culpa de aquel rico e inmoral playboy. La fama de Peter con las mujeres le precedía y la tarde en que había cometido el error de corregir al reverendo Gilpin en un oscuro punto de teología que su padrastro desaprobaba con rigidez, la desaprobación de su padrastro se había transformado en odio.
Su compromiso había sorprendido a todo el mundo.l Los amigos de Peter ni siquiera se habían molestado en ocultarlo. Lali había reaccionado intentando cambiar para convertirse en una persona mas sociable. Había hecho dieta, se había cortado y teñido el pelo primero de pelirrojo y después de rubio y se había comprado ropa cara y de diseño.
Había estado celosa de Euguenia y había luchado por no estarlo sin comprender hasta el amargo final que la relación de Peter y Euguenia fuera otra cosa que lo que parecía ser. Los dos habían sido tan crueles e inteligentes. Después de todo y hasta el mismo momento de la boda, la prima de Peter había salido y coqueteado con un hombre tras otro, raramente apareciendo en público sin un hombre muy atractivo a su lado.
—¿Señorita Esposito?
Sacada del pasado con brusquedad, Lali alzó la vista con inseguridad.
—El señor Lanzani la espera en su despacho. Está al final del pasillo.
Lali asintió como si fuera su primera visita. Agradeció que no la reconocieran, pero, ¿quién iba a recordarla ahora, dejada en la oscuridad en cuanto había tenido la mala suerte de alcanzar los titulares de la prensa? Se alisó la falda lisa del traje de lana verde. Era el que llevaba a la iglesia y no le favorecía especialmente. Pero Peter no le había invitado para verla ¿cierto?
La recepcionista le abrió las impresionantes puertas labradas y Lali pisó la espesa moqueta con el corazón desbocado.
- Un diez en puntualidad —Peter se levantó del cómodo sillón contra su mesa de despacho de
cristal y se acercó con graciosa elegancia. ¿Quieres sentarte?
Con un murmullo de agradecimiento Lali se sentó en una silla de cuero que tenía una forma de lo más peculiar. A.través de las ventanas tintadas podría ver una vista panorámica de toda la ciudad, pero Peter ocupaba toda su atención. Estaba sonriendo, lo que debía haberla animado, pero en vez de eso, la cualidad de su sonrisa le pareció amenazadora
Peter se apoyó en el escritorio de nuevo con un movimiento más fluido que un felino y con un aspecto muy conservador con su traje azul marino de rayas. Pero una mirada más atenta revelaba el estilo de los lujosos diseñadores italianos acentuado por la exótica corbata que en algunos sitios tenía el mismo tono que sus ojos, pensó Lali distraída. Entonces se sonrojó con fiera culpabilidad y bajó la vista hacia la moqueta.
—De verdad te agradezco la llamada de anoche—murmuró tensa esperando no sonar tan servil
como se sentía.
—Quizá sea mejor que escuches lo que tengo que decir antes.
Lali asintió obligándose a alzar de nuevo la vista hacia aquella poderosa mandíbula.., los labios
perfectamente curvados en una cegadora y brillante sonrisa.
—Sí, ha pasado mucho tiempo desde que me viste ayer —comenté con calma Peter.
Sonaba como un gran felino ronroneando después de una matanza. Lali sintió campanas de alarma en su cabeza. Había sonado así, sensual y confiado en la cama de Freddy.
Nerviosa, alzó la cabeza hacia atrás y clavó la mirada en sus ojos impenetrables. Se sonrojó
enseguida mientras esperaba en silencio a que él hablara.
—No siento ningún cargo de conciencia por Vico, Lali —afirmó con calma—. Creo que eso es lo primero que debo dejar claro. Le di una oportunidad de oro y la ha tirado por la borda. Yo sabia que no era un mago de las finanzas, pero mis banqueros le recomendaron un buen contable. Tu hermano dejó de utilizar sus servicios en cuanto el centro comercial estuvo construido, proba-blemente porque las cuentas ya estaban señalando cosas que no quería oír.
Lali no dijo nada. No había nada que pudiera decir. No conocía los detalles del negocio de su
hermano.
—Y cuando Vico empezó a meterse en problemas, mis banqueros le escribieron. En ese punto, podría haberse salvado de caer en el abismo financiero, pero ignoró las cartas. Cuando ellos visitaron
el centro de jardinería, les ordenó a sus empleados que dijeran que no estaba. Cuando acudieron a su casa, tu cuñada no les abrió la puerta.

2 comments:

  1. a bueno pero entonces vico se merece eso y mas por tarado y no querer que nadie lo ayude

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