Monday, June 8, 2015

capitulo 21

Peter dejó que sus ojos vagaran hambrientos por aquel bello rostro y después, a paso lento, por la esbelta figura. La tela del camisón colgaba de los tirantes como una segunda piel, trasparentando la lujuriosa figura, moldeando sus pechos y pezones, ajustando las caderas y la línea de sus muslos. La sexualidad de aquella mirada fija cautivó a Lali que, llena de excitación, se sintió incapaz de resistir.
-Verte bailar ha sido la experiencia más erótica que jamás haya vivido fuera de una alcoba -confesó Peter-. Nunca he sentido una necesidad como ésta de poseer a ninguna mujer. En este preciso instante estoy disfrutando como un loco adolescente ante la maravilla de sentir algo tan intenso.
Lali se echó a temblar, atónita ante lo directo de aquella declaración, incapaz de pensar. ¿Adolescente? ¿Peter Lanzani un adolescente? ¿Qué clase de acercamiento era ése? Lali miró involuntariamente para abajo y se quedó helada. Apenas llevaba nada, y sin embargo no había
sentido ninguna necesidad de taparse nada más verlo.
De pronto, precipitadamente y con el rostro todo colorado, Lali tomó lo primero que encontró en el sofá y se envolvió como si fuera una sábana. No era de extrañar que Peter se acercara a ella a pasos agigantados. Los hombres apenas distinguían o pensaban nada cuando una mujer se vestía para provocar. De hecho Lali estaba convencida de que la mayor parte de los hombres vivían constantemente al borde de la tentación.
Peter dejó escapar una risa suave, irónica. Sus fuertes rasgos ya no mostraban tensión alguna. Observaba a Lali, de pie con aquellos ojos negros y el rostro ruborizado.
-Medio niña, medio mujer. ¡Qué combinación más confusa!
-Deja de hablar así -lo urgió Lali evitando su mirada-. No sabes lo que dices. Fingiré que no te he oído, sé que no puedes evitar ser como eres, así que no voy a ofenderme...
-Quizá no sea éste el momento más apropiado para decirte que tú eres la única luz que ha brillado para mí en un día oscuro como éste - respiró Peter mientras se alejaba de ella.
-Eso es porque soy una extraña para ti... ¿es que no te das cuenta? -continuó Lali con voz temblorosa,
emocionada a su pesar por la sinceridad del comentario-. No tengo ninguna expectativa sobre ti, no conozco tu vida. No te pido nada, ni hago juicios.
-Al contrario, no dejas de hacer juicios arbitrarios sobre mí -la contradijo Peter.
-Me voy a dar un paseo por la playa -declaró Lali sintiéndose embargada por la tormenta emocional que comenzaba a desarrollarse en su interior.  Lali abrió la puerta y salió. La luz de la luna se reflejaba en la superficie del agua susurrante de la playa. Era una noche clara, cálida y sin brisa. Caminó descalza por la arena y trató de luchar contra el tumulto interior que él había desatado. Era plenamente consciente de lo que él sentía y por lo que estaba pasando.
La forma en que Peter la miraba era como para quedarse helada, como para asustarse. Pero era también como para quedarse electrificada. La hacía sentirse como borracha incluso cuando no estaba presente. Era como si un loco y fatuo pensamiento se hubiera apoderado de ella hasta robarle el sentido común. En el plazo de veinticuatro horas Peter había vuelto todo su mundo del revés, había derribado todas sus defensas, había sacado de ella todo un mundo de vulnerable
emociones que por lo general guardaba bajo llave en su interior.

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