-Sí. Alguien que se va a una isla desierta como ésta, no busca estar acompañado de personas desconocidas.
Lali se puso la camisa que le había ofrecido y enrolló las mangas. Se abrochó los botones y dejó caer la toalla. Peter la observó, consciente de que bajo su camisa estaba desnuda. El algodón de la camisa era tan fino que podía adivinar sus rosados pezones y la suave sombra de vello bajo su vientre. Era una situación extraña estar con una mujer medio desnuda con la que apenas tenía confianza, pensó Peter. Se sentía como un adolescente que sólo conociese el sexo a través de su imaginación.
-Todo lo que quiero ahora es cenar algo -dijo Lali saliendo de la habitación en dirección a la cocina.
-¿Sabe cocinar?
-Mis platos son conocidos en el mundo entero -bromeó ella y abrió la nevera-.
Cientos de hombres me han suplicado un asiento en mi mesa.
-Y ¿qué ha hecho para reconfortarlos?
Lali sintió cómo sus mejillas ardían y se sonrojó. Hizo como si no lo hubiera oído. Se sentía atraída físicamente por Peter. Nunca le había pasado con ningún otro hombre, ni siquiera con Nicolas. Retiró los ojos de Peter y trató de pensar en otra cosa, para que él no se diera cuenta de la reacción que le provocaba.
Él la observó mientras freía unos huevos. Parecía impresionado, como si nunca lo hubiera visto hacer antes.
-¿Cómo cree que nos han traído hasta aquí? -preguntó Lali y se sentó a la mesa a comer.
-Creo que nos han traído en avión hasta algún aeropuerto cercano y después en barco hasta la isla. Es una manera un tanto peculiar de volver a casa.
-¿A casa?
-Estamos en una isla griega.
-¿Cómo puede estar tan seguro? -dijo Lali sorprendida.
-Lo sé. No olvide que soy griego. Hay algo en el aire que respiramos, en la luz que nos ilumina que así me lo dice.
Lali no dijo nada y empezó a comer. Era un hombre seguro de sí mismo, acostumbrado a tener siempre la razón.
-Me voy a la cama -anunció Lali cuando acabó de comer.
-Trate de descansar. Nos levantaremos al amanecer y haremos una gran hoguera para que nos vean. Espero que tengamos un poco de suerte y alguien se acerque para ver qué sucede.
Lali pensó que era una buena idea, pero no se lo dijo. Se metió en la cama y cerró los ojos. Inmediatamente, se quedó dormida.
muero por mas
ReplyDeletemasss
ReplyDelete