Los pulmones de Lali volvieron a llenarse de oxígeno. Apartando su brazo, corrió escaleras abajo y salió a respirar aire puro.
Durante todo el tiempo que estuvieron casados, él la había querido. Lali nunca se lo habría imaginado. Lo había querido tanto. Lo había querido con una intensidad inaudita. En aquel tiempo, era incapaz de imaginarse un futuro sin él. No se había podido imaginar el daño que un amor de ese tipo podría hacerle, hasta que fue demasiado tarde. Pero Peter sí lo había sabido...
A pesar del calor que hacía, sintió frío. Le había dicho que había invertido mucho en la relación. Con aquellas palabras, Peter reconocía que ella le había pertenecido en cuerpo y alma. A Peter le había tentado su cuerpo, un cuerpo que ella había ofrecido sin pedir nada a cambio.
Pero Peter había resistido la tentación con disciplina y frialdad colosal. El molde se rompió cuando hicieron a Peter. La lujuria se había enfrentado al intelecto y el intelecto había salido victorioso. El instinto de conservación le había mantenido fuera de la cama matrimonial. Porque había sabido que si se acostaba con ella, le habría costado mucho deshacerse de ella.
De pronto sintió una mano en el hombro. Peter le dio la vuelta, sus ojos verdes con brillos esmeralda, mirando su expresivo rostro.
-Tus sentimientos todavía son muy intensos -murmuró él-. Sobre todo en todo lo que se refiere al pasado. Lo que no sé es por qué me sorprende. La sangre italiana que llevas en tus venas es la que te impulsa a pedir venganza. Yo te hice daño. Y tú respondiste de la única forma que podías. Elegiste mentir, engañarme y robarme.
-Yo... yo... -empezó a decir Lali.
-Ya te he explicado por qué me comporté contigo así en aquel tiempo, aunque no tendría que haber sido necesario. Ningún hombre con decencia se habría acostado con una adolescente.
-¡Ningún hombre con decencia hubiera olvidado lo que juró ante el altar! Me fuiste infiel.
¿Es que no tienes vergüenza, Peter? -le gritó, incapaz de contener su furia.
Desconcertado por aquel contraataque tan espontáneo, Peter respiró hondo.
-¿Vergüenza?
-Yo era tu mujer. La edad en este caso da igual. Te casaste conmigo. Hiciste promesas. Y no las cumpliste -le recriminó Lali-. ¿Es que te tengo que estar agradecida porque accediste a casarte conmigo? Pues no lo estoy. De hecho te culpo por haberlo hecho. Me hiciste crearme esperanzas que de otra manera no habría tenido. Dejaste que me creyera que tenía derechos, cuando en realidad no tenía ninguno. ¡Eso fue una crueldad! ¿Cómo se me iba a pasar mi amor por ti, si te casaste conmigo?
Lali levantó la cabeza, sintiendose más ligera, después de haberse quitado aquel peso de encima, porque al fin había podido decirle lo que pensaba. Aprovechándose de que Peter seguía sin saber qué responder, empezó a caminar.
-Me voy a dar una vuelta por el campo -anunció.
Horas más tarde, Lali seguía sentada en una roca, observando la casa de campo. Al fin se sentía libre de todos los fantasmas que la habían estado acosando. Además, había descubierto cómo enfrentarse a Peter. Nunca más le iba a dejar que le hiciera daño otra vez.
Gas, al que tenía que llamar por teléfono en cuanto pudiera, le había dicho que aquel viaje iba a ser como una terapia para ella. Y había tenido razón. Había llegado el
momento de quitarse a Peter de su imaginación. Y todo lo que la atraía de Peter tenía sus raíces en la necesidad del contacto físico.
Maassss
ReplyDeletemás más más
ReplyDeleteotroooooooo
ReplyDelete