capitulo 51

-Porque casi nunca vienen a visitarme. Pero al ver que el nombre de la familia aparecía en los periódicos, han pensado que era necesario.
-Creo que será mejor que hables tú solo con ellos -murmuró Lali-. Después de todo, yo no me voy a quedar por aquí mucho tiempo.
-Eso ellos no lo saben -replicó Peter, poniéndole la mano en la espalda.
Una mujer de corta estatura, con un vestido negro muy elegante, salía por una de las puertas de las habitaciones que daban al vestíbulo. Empezó a exclamar algo en italiano. Peter respondió con suaves palabras.
-Mi ama de llaves, Lina. Ya te la presentaré más tarde. Se pone muy nerviosa cuando alguien no acepta algo de beber, y mi madre parece que no lo ha aceptado -tradujo Peter, en tono confiado.
Lali miró otra mujer, elegantemente vestida, que estaba sentada en una silla. Tenía una mirada que intimidaba. El color azul de su vestido, hacía juego con sus ojos. Lali se fijó en que Peter se parecía a ella. Al lado de la ventana había un hombre canoso, con aspecto muy distinguido.
-Lali... -murmuró Peter-. Permíteme que te presente a mis padres... Sonia y Alvaro.
-¡No aceptaré ninguna presentación! -aseguró Sonia Lanzani, con tono glacial-. ¡Explícanos, Peter! ¿Cómo has podido permitir que la escandalosa asociación con esta mujer saliera en los periódicos?
-Creíamos que esta desafortunada aventura había acabado hacía años -comentó Alvaro.

-Yo nunca dije eso -contraatacó Peter-. Lali es mi esposa y espero que la tratéis con el debido respeto.
Sonia  miró a Lali, retirando después la mirada con gesto de desprecio.
-Nunca aceptaré en mi casa a esa mujer como nuera.
-Pues entonces, yo tampoco iré -respondió Peter, en tono cortante-. Y te juro que no va a ser ningún sacrificio. Al fin y al cabo, sólo me veis en Navidades.
Lali miró a Peter asombrada y después centró su atención en su madre, sorprendida por la hostilidad con que aquella mujer trataba a su hijo.
-Has de comprender que este matrimonio no es el que esperábamos para ti -intervino Alvaro -. No pretendo faltar el respeto a tu mujer, pero has de entender a tu madre. Lali no es una mujer que pertenezca a nuestro círculo...
-No somos la realeza, papá -le interrumpió Peter.
-Tratar de razonar contigo, es perder el tiempo, Peter -condenó su madre con crueldad-. Con este matrimonio insultas la memoria de tu hermano...
Lali sintió que Peter se ponía en tensión, como un gato a punto de saltar sobre su presa. Lali estuvo a punto de hablar en su defensa.
Su madre continuó mirándolo con gesto de condena.
-He de recordarte que siempre pesará sobre ti la sombra de Pablo, Peter. Todo lo que una vez fue suyo, te pertenece a ti ahora. Tienes que hacer ciertos sacrificios en su memoria. Y Pablo nunca se habría casado con una mujer de un estrato social inferior a nosotros. Porque eso sería un deshonor para los Lanzani.
-Yo no soy, ni nunca seré Pablo, mamá -contestó Peter, con voz cansina, apoyando su mano en la cadera de Lali.
Sonia  se levantó de la silla.
-¡Cómo te gusta decir lo que es obvio! -respondió su madre-. Sabes que nuestro deseo era que te casaras con Melina. No estoy dispuesta a verte más, hasta que vengas con Melina como esposa.