-Sabia decisión -comentó Peter, al ver que permanecía en silencio-. Tienes que asumir lo que hiciste, pero eso no quiere decir que no puedas cambiar.
-Supongo que no... -contestó ella, restregándose los ojos, a la vez que daba un suspiro. -Todavía eres mi esposa y soy responsable de ti -continuó Peter, con tono más amable-. Cuando empezamos a hacer el amor, yo no quería hacerte daño. He sido demasiado egoísta y sólo he pensado en mí...
-Deja de hablarme de esa manera -lo interrumpió Lali, cada vez más avergonzada-. Yo sabía lo que estaba haciendo.
-Ése es precisamente el problema, que no lo sabes -le contradijo Peter-. Tú haces siempre lo que te apetece en todo momento. No creo que en toda tu vida hayas pensado en lo que vas a hacer al día siguiente. Y esa conducta irresponsable es como una enfermedad contagiosa, que me afecta a mí también.
Después de haber hecho una valoración de su carácter, con la incredulidad y censura del que considera que una personalidad impulsiva es una debilidad peligrosa que sólo puede traer malas consecuencias, Peter se levantó y se alejó.
-Llenaré la bañera y llamaré para que te suban algo de comer. Tienes que estar hambrienta, porque yo lo estoy también...
Lali se levantó de la cama y se metió en el cuarto de baño. Observó cómo abría los grifos dorados de la bañera con unos gráciles movimientos de la mano. Todo lo que hacía Peter le gustaba, y no tuvo más remedio que admitir que estaba profundamente enamorada de él.
Aunque él le hubiera recriminado su actitud, estaba claro que haber hecho el amor había sido como una especie de catarsis. Lali volvía a ver el Peter que recordaba, aquel hombre perfecto que la dejaba extasiada. Porque podía ser un hombre muy cariñoso. En aquel momento le estaba llenando la bañera. Incluso había admitido que podía estar equivocado.
Lali había elegido un ganador a los dieciséis años. Ojalá lograra que se enamorara de ella en aquellas tres semanas. Rezó a Dios con fervor para la escuchara.
Peter se irguió y se dio cuenta de que lo estaba mirando, como si estuviera hipnotizada.
-No me mires así -le dijo, con tono muy suave.
-¿Cómo? -Lali estaba casi mareada por la fuerza de sus emociones.
-El habérnoslo pasado bien en la cama, no significa que esté enamorado de ti, o que estés enamorada de mí, piccola mia...
Lali palideció.
-Ya lo sé -trató de decirlo sin darle importancia, sonriendo, aunque en el fondo el comentario fue como una daga a su corazón.
-En estos momentos no sabes lo que sientes -le informó Peter de forma arrogante-. Hace mucho tiempo te encaprichaste de mí... y ahora yo he sido el primer hombre con el que te has acostado...
-¡No había forma de pararte! -le recordó Lali.
-Pero si hubiera sabido que eras virgen, si me hubieras dicho la verdad, Lali, no te habría puesto una mano encima -contraatacó Peter-. Yo creía que ya habías hecho el amor con otros hombres.
Lali se cruzó de brazos, para ocultar sus temblorosas manos.
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ReplyDeletelali deberia mandar a paseo a peter lo odio
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