-Es muy triste pensar que alguien en el que yo confío me pueda ver como si fuera una hucha. Y más pensar que estaba haciendo el doble juego. ¡Y yo preocupada por si podía herir sus sentimientos! -Lali miró a Peter, preguntándose en qué momento se había quedado tan tranquilo.
-Así es -comentó Peter. Lali recordó que le había confesado que durante cinco años había tratado de sacarle hasta el último céntimo. De pronto no supo dónde meterse, o dónde mirar.
Peter estiró una mano y le acarició los dedos.
-Hablemos de algo más entretenido -sugirió-. ¿Cómo te gustaría que pasáramos las próximas semanas?
Lali se sintió más aliviada, al ver que Peter cambiaba de tema de conversación.
-Pues me gustaría ir a Roma, para ver el Coliseo, la Basílica y todos los edificios antiguos -pero al recordar la publicidad que habían dado los medios a su matrimonio, frunció el ceño-. Claro, que a lo mejor no podemos ir por ahí libremente.
-Los paparazzi creen que estamos todavía en Cerdeña. Además, hay muchas formas de evitarlos -le informó Peter-. Yo creo que lo mejor, en estas circunstancias, es que nos saquen una fotografía juntos. Eso es todo lo que quieren. Cuando la consigan y publiquen la foto, nos dejarán en paz.
Esa tarde, Peter le enseñó la finca sobre la que estaba asentada su mansión. Peter le presentó a todos los criados que se cruzaron en su camino. No volvieron a la casa hasta la hora de la cena. Después de cenar, le enseñó la casa. Le contó historias muy interesantes de sus antiguos propietarios.
Villa Fontana había sido mandada construir por una amante de un rico aristócrata.
-Tuvieron siete hijos -Peter señaló los frescos que había en la pared, en los que se podían ver imágenes de ellos-. Se casó con ella cuando nació el primero. Él era un aristócrata y ella era la hija de un campesino...
-Eso me suena bastante... -replicó Lali, sin poder evitar recordar los comentarios de la madre de Peter al respecto.
-Tuvieran lo que tuvieran en común, estuvieron juntos más de treinta años.
-No es de extrañar, porque según se ve en ese cuadro, ella era muy guapa -opinó Lali-. No obstante pagó por ello, porque siete hijos son muchos hijos, sobre todo en aquel tiempo, cuando muchas mujeres morían al dar a luz.
-Nunca había pensado en ello antes -confesó Peter.
-Porque eres un hombre. Ella cambió sexo por seguridad. En aquel tiempo, si una mujer era pobre, era lo único que podía ofrecer. Apuesto a que su familia se la vendió a él. Aunque hay que admitir que él también era bastante guapo -concedió Lali, fijándose en el caballero en cuestión-. Un poco más viejo que ella, ¿no?
-Diez años más viejo que ella -replicó Peter.
-Una diferencia generacional bastante considerable.
-¿Es así como te sientes conmigo?
Sorprendida por su comentario, Lali contestó:
-Tú sólo tienes veintinueve años, Peter...
-Dime la verdad -interrumpió Peter, apretando los dientes-. ¿Crees que la diferencia de edad es un obstáculo entre nosotros?
Un poco confusa, Lali suspiró.
-Para mí, eso no tiene la menor importancia. Para mí eres Peter y nada más. Bueno, estoy cansada. Creo que será mejor que me vaya a la cama.
Se produjo un tenso silencio y a continuación Peter se acercó a ella.
Naturalmente no iban a compartir la cama más y Lali quería sacar sus cosas de la habitación, antes de que él subiera. Cuanto menos contacto tuviera, más relajado se iba a sentir él. Y quería que estuviera relajado durante las dos semanas que iba a pasar con él.
quiero mas
ReplyDeleteotrooooooooo
ReplyDelete