Sorprendida por la noticia de que el Hall estaba hipotecada, Lali tomó la determinación de evitar la significativa sonrisa que le dirigió Agustin. Él parecía expectante, casi excitado, como si el contenido del testamento no le fuese desconocido.
-«... estando en pleno uso de mis facultades mentales hago legado de todas mis propiedades a mi nieta, Lali, con la condición única de que contraiga matrimonio con alguno de mis nietos, siendo obvio cuál debe ser ser el seleccionado... » Él insistió en añadir esto -musitó el señor Coverdale molesto-. Estaba convencido de que sólo un hombre podría hacerse cargo de sus negocios, señorita Esposito, pero el señor Agustin me aseguró que si usted no había anunciado su compromiso, era por respeto a la defunción de su abuelo.
Horrorizada por las imperdonables maquinaciones de Agustin para proveer sus propios bolsillos, Lali se quedó sin habla.
-Felicidades -Julia depositó en las mejillas de Lali un beso con recién descubierto afecto de primas-. A mí me parece un arreglo muy justo.
Lali se mordió los labios.
-Es... humillante... -su sofocada voz se desvaneció en el aire.
-Lali, estás demasiado nerviosa -una pesada mano se posó sobre uno de sus hombros para acariciarla, pero ella se apartó por instinto rechazando esa actitud posesiva y protectora, demasiado disgustada para siquiera mirarlo.
-¿Qué sucedería si no me caso con Agustin? -preguntó, lo que le causó aún mayor incómodidad al notario.
-En el testamento no se especifica con cuál de sus primos debe hacerlo -respondió el hombre, como si creyera que con eso podría ayudarla.
-¡Yo ya estoy comprometido! -exclamó Vico de modo brusco.
Peter rió muy divertido, y Celia saltó como una tigresa.
-Claro, tú te ríes pero es que el dinero no significa nada para ti.
Peter sonrió irónicamente.
-¿De quién es el Rolls que vi en el cementerio? ¿Es tuyo, o de otra persona? Dios santo, Celia, ninguno de vosotros está en bancarrota, excepto Lali.
-Continuaré -se apresuró a intervenir el señor Coverdale antes de que las hostilidades aumentasen-. Hay algo más -dijo, antes de proseguir con el testamento-. «A mi nieto Peter le dejo mi Biblia» -nadie dijo nada-. «A James y a Celia nada, porque...» -el notario titubeó.
-¿Nada? -chilló Celia con incredulidad-. ¿Y por qué?
-«Porque» -prosiguió el notario, casi sin aliento -«durante mi vida en varias ocasiones le presté diversas cantidades a mi hijo James, las cuales él no se molestó nunca en pagarme, a pesar de que yo se lo recordé repetidas veces...»
-Vámonos, James -Celia se levantó-. ¡Vico! No nos quedaremos aquí ni un
minuto más.
jajaajajjaaj me dio mucha risa este cap
ReplyDeleteMaaass
ReplyDeletepone mas que esta super buena
ReplyDelete