Saturday, February 6, 2016

capitulo 14

Peter, que salía de una de los elegantes salones de recepción, la tomó totalmente por sorpresa. -¿Dónde te habías metido? -¿Per... perdona? -tartamudeó Lali. -Esperaba un informe de tu progreso a las seis y ya te habías ido -informó Peter, adusto. -Oh... estaba con Benjamin -le dijo ausente, estudiando sus facciones. Una serie de estúpidas comparaciones se le ocurrían. Peter era más fuerte, más atlético que Benjamin, su piel de tono dorado, mientras que la de Benjamin era blanca. Peter llevaba un corte de pelo que moldeaba perfectamente su cabeza y el adorable pelo rubio de Benjamin caía sobre la frente... ¿Dios mío? ¿Qué hacía estudiando cada detalle de su apariencia, cuando antes ni se atrevía a mirarlo? Tenía un aspecto tan inmaculado, tan perfecto... ¿Cómo lo lograba? Ahí estaba ella, con la camiseta manchada de fregar, el pelo revuelto por el viento y los zapatos sucios. -¿Quién es Benjamin? ¿Tu novio? -No, no tengo novio... Benjamin es sólo... Benjamin. -¿Benjamin? -preguntó Peter impaciente, elevando una ceja azabache. -Benjamin Amadeo -la mirada de sus ojos cafe se hizo más ausepte todavía-. Yo lo quiero, pero él no me mira con esos ojos, aunque creo que está a punto... -Y yo estoy a punto de que me dé un ataque. Espero que no le hayas dicho nada de nuestro acuerdo particular. -Oh, no. Benjamin y yo no tenemos ese tipo de conversación. Nada profundo. La puerta del salón de donde había salido Peter se abrió y una rubia preciosa que llevaba un elegante vestido negro de tirantes se asomó. -¿Problemas con el servicio, Peter? Peter distrajo su frustrada atención de Lali para sonreírle. -No te preocupes, Lisette. Lali se fue a su habitación y saludó a Spike en su canasta. Luego le dio de comer a Peter, el pez, sintiéndose culpable de que estuviese solo en la pecera. Seguro que se había comido a sus dos compañeros anteriores porque eran del sexo equivocado. Era un pez agresivo. Quizás la llegada de una hembra lo transformase. Mientras se ponía el ajustado pijama de pantaloncitos cortos, luchó contra el convencimiento de que si no comía pronto, el estómago se le quedaría pegado a la columna. Después de todo, ahora tenía una meta clara, un objetivo real. Benjamin valía el compromiso de ciento cinco por ciento que Peter pretendía. Se dedicaría en alma y cuerpo al programa de Gilda. Pero el hambre la hizo revolverse en la cama, incapaz de dormir. A la una, se levantó con una decisión súbita. Una manzana, una tostada, una taza de té con una gotita de leche. Seguro que eso no se notaría en la balanza. Lali bajó a la cocina por la casa oscura y silenciosa. Abrió la nevera y se arrodilló ante ella, mirando la variedad de tentaciones disponible. Un pecadillo. Un sándwich. No le pondría mantequilla, negoció consigo misma. ¿Qué tal una rebanada fina de queso con una tostada y esa salsa... o quizás...? -¿Se puede saber a qué estás jugando? Con un ahogado grito de susto, Lali se giró, el corazón latiéndole tanto que no podía respirar. Las luces bajas de los armarios se encendieron, iluminando a Peter, descalzo con el torso desnudo y sólo un par de vaqueros, observándola con total desprecio. -Sólo quería comer algo -murmur Lali trémula-. No pensé que despertaría a nadie. -Cuando me vaya la cama, acciono el sistema de alarma. Si algo se mueve por aquí, enseguida me entero. Lali lo estudió con sus enormes ojos color cafe. Vestido, intimidaba, pero semidesnudo era... era... impresionante. En el instante en que ese pensamiento se le ocurrió, se ruborizó de mortificación y miró a otro lado, aterrorizada de que él pudiera leerle en la cara lo que pensaba, pero mentalmente lo seguía viendo.

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