Monday, February 1, 2016

capitulo 74

-¿Dónde demonios has estado toda esta semana? -le espetó-. ¿Sabes que volví a Chymos? No sabía que te habías ido. -Oh, yo no sabía que ibas a volver. -¿Por qué diantres no me llamaste para decirme lo que pensabas hacer? -preguntó Peter con crudeza-. Puedes irte de compras cuando te dé la gana pero no hace falta que lo hagas cuando podríamos estar juntos. -¿Por qué no me llamaste para decirme que volvías? -replicó Lali, sus ojos brillaban -. Mira, yo no pude hacerlo: En la villa nadie hablaba una palabra de inglés y no tenía tu número de teléfono... Peter se quedó de piedra. -¿Cómo que no tienes mi número de teléfono? -Bueno, no estás en la guía y estoy segura de que tus empleados no dejan escapar ninguna información privilegiada a cualquiera que... -¡Diablos! Tú no eres cualquiera -exclamó Peter, con rabia-. ¡Quiero saber dónde estás cada minuto! Y lo único que podía hacer era vigilar los gastos de tu tarjeta de crédito mientras te paseabas por toda Europa. Aquellas palabras fueron como música para Lali. -Creo que lo más sensato por tu parte sería darme un número de contacto -dijo con suavidad-. Lo siento, pero, sinceramente, no me había dado cuenta de lo posesivo que podías llegar a ser. -¿Posesivo? -dijo Peter dando un respingo-. No soy posesivo, sólo quería saber dónde estabas. -A todas horas -dijo Lali-. ¿Y cómo iba yo a saber eso si no me lo decías? Peter se mesó los cabellos. -No vuelvas a desaparecer sin decirme adónde vas... ¿está claro? -dijo, sacando una pluma de oro del bolsillo interior de la americana. Y procedió a escribir algo en el reverso de la hoja de papel donde Lali había enumerado sus defectos. -¿Qué haces? -le preguntó. -Te voy a escribir todos mis números de teléfono, para que no vuelvas a ponerme la excusa de que no sabías adónde llamarme. El móvil, la línea privada, el piso, los de los coches y cuando estoy en el extranjero... Y escribió y escribió y escribió mientras Lali lo observaba fascinada. Tenía más números que una empresa de comunicación. Afortunadamente, pensó, no se le ocurrió darle la vuelta al papel. -Me enteré de que habías aparecido mientras estaba perdiendo el tiempo con un grupo de industriales japoneses -dijo Peter-. He tenido que soportarlos durante toda la tarde antes de poder venir aquí. -Si lo hubiera sabido -dijo Lali con un suspiro, tratando de contener la inmensa alegría que sentía. Peter, al comprobar que ella no era un mero objeto decorativo, había dejado por fin de mostrarse tan duro y frío. Seguía escribiendo, pero se detuvo un instante y le dirigió a Lali una mirada suspicaz.

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