Tuesday, February 2, 2016
capitulo 82
-Demetrios tuvo mucha suerte, detectaron su problema cuando era niño y le
prestaron toda la ayuda posible, pero a ti te dejaron sufrir, sin ocuparse de ti... No
deberías avergonzarte.
Se apretó contra su espalda y le apartó el cabello de su húmeda mejilla, con
delicadeza, como si estuviera consolando a una niña ofendida y sensible. A pesar del
rechazo inicial de Lali, volvió a insistir, y lo hizo una vez más cuando Lali, por
orgullo, se negaba a aceptar aquel gesto de consuelo. Para ella, sin embargo, nada
podía ser más reconfortante que la calidez de aquellos poderosos brazos.
Por fin se tranquilizó.
-¿Qué decía el periódico? -preguntó.
-Que los rumores de una posible relación entre tú y yo eran una tontería, pero
que daba la impresión, por lo que gastabas, de que habías atraído a otro «amigo rico»,
sugiriendo que era otro hombre casado.
-Pues no se equivocaba, ¿no? -dijo Lali con una risita involuntaria.
-A mí no me hace tanta gracia.
En aquel instante, Lali tuvo el coraje de preguntar -algo que llevaba
intrigándola toda la noche.
-¿Por qué ya no estás enfadado conmigo porque me haya casado contigo por el
testamento de mi madrina?
-En tú posición, yo habría hecho lo mismo. Yo también habría combatido el fuego
con el fuego -admitió Peter-. Sin embargo, te diré que, con el tiempo, esa estrategia
se convierte en una costumbre muy destructiva...
-Trataré de no protestar por cada cosa que hagas -prometió Lali.
-Y yo trataré de no darte motivos -juró Peter-. Ahora nos iremos a la isla para
disfrutar de un poco de intimidad.
-Eres una cocinera fabulosa -comentó Peter, mientras ella cerraba la cesta de
la comida, ya vacía.
Lali procuró aparentar modestia, pero no lo consiguió. Peter no dejaba de
sorprenderla con su amabilidad; aunque estaba acostumbrado a vivir rodeado de
criados, y a comer en los restaurantes más lujosos del mundo, casi se diría que se
había quedado muy conmovido al ver que ella era capaz de cocinar.
-Con tus habilidades, harías feliz a cualquier hombre -le dijo Peter
galantemente.
Lali se lo quedó mirando, complacida y orgullosa, sin acabar de creerse que
estuvieran juntos. Angelos alargó la mano para acariciarle el cabello.
-Quiero preguntarte una cosa: ¿has llegado a confiar en un hombre alguna vez?
-No -respondió Lali incómoda.
-Me siento como si me estuvieras poniendo a prueba. Aunque estamos casados, todavía no te has puesto el anillo... es como si no quisieras que nadie supiera que eres
mi esposa.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment