Wednesday, February 3, 2016
capitulo 83
-Creí entender que eras tú el que no querías que se hiciera público -puntualizó Lali.
-No sabes cómo me arrepiento. A veces pienso que te estás vengando de mí por
no haber hecho las cosas bien desde un principio -se lamentoPeter dolido-. Sé que te
hice daño, y lo siento, pero creo que ya es hora de que avancemos en otra dirección.
-Todavía no estoy preparada para eso -declare Lali con la mirada perdida.
-Muchas gracias por el voto de confianza -enfadado, Peter se puso en pie y se
marchó de la playa.
Lali tuvo que hacer un gran esfuerzo para controlar su miedo y las ganas que
tenía de ir detrás de él. Era su primera pelea desde que salieran de Londres. Se había
pasado todo aquel tiempo torturándose, temiendo no ser capaz de retenerlo. No podía
soportar la idea de que él la presentara como su mujer y que, después, perdiera el
interés por ella y la abandonara.
Sin embargo, tenía que reconocer que hasta aquel momento Peter no había
dado la menor muestra de aburrirse con ella. En realidad, cuando estaba a su lado
sentía que por fin alguien la consideraba algo más que una cara o un cuerpo bonitos.
El día anterior Peter se había tenido que ir a Atenas a resolver algunas
cuestiones de negocios; durante su ausencia, Lali recibió tres exquisitos ramos de
lirios, su flor preferida, cada uno con la tarjeta correspondiente, escrita de su puño y
letra: Te echo de menos, rezaba el primero; Te echo de menos aún más que antes,
ponía en el segundo; No puedo echarte más de menos, declaraba por fin en el tercero.
No estaba mal para un hombre tan poco romántico...
A decir verdad durante los diez días que llevaban en Grecia, Peter no había
hecho sino demostrarle lo equivocada que estaba en los calificativos que le había
adjudicado y que figuraban en aquella famosa lista. Estaba casi segura de que, por
suerte, debía haberse perdido; desde luego, Peter no la había visto, pues no había
hecho el menor comentario al respecto. Le había regalado un ordenador portátil con un
programa especial para ayudarla a deletrear primero y escribir después
correctamente. Además, todos los días leía los periódicos con ella. Era tan cariñoso y
paciente que Lali sentía que su confianza en sí misma aumentaba día a día. De hecho,
sus progresos habían sido espectaculares. ¿Cómo había sido capaz de pensar siquiera
que era un hombre egoísta y desconsiderado? Era el hombre más generoso que había
conocido nunca, y sospechaba que lo que deseaba a cambio de sus desvelos era pura y
simplemente que ella llegara a confiar en él.¿Cómo podía ser tan cobarde y egoísta?, se
reprochó a sí misma.
Lali le encontró en la terraza.
-Confío en ti -confesó al fin, con los ojos relucientes.
Nada más oírlo, Peter lanzó una exclamación de júbilo y se acercó a ella en dos
zancadas para estrecharla entre sus brazos.
-¡Christos! No me mires así, agape mou... y perdona todo lo que te he dicho antes, no soy más que un maldito impaciente.
-Me gustas tal y como eres.
-¡Hay que ver lo mentirosas que podéis llegar a ser las mujeres! -replicó Peter
irónicamente.
-No es mentira...
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