—Espero que te guste mi casa de París —comento Peter despues, cuando iban a subir a su avion privado—. Es... poco usual. —Una vez vi un articulo sobre ella en una revista —si Lali no hubiera tenido los nervios a flor de piel, habria sonreido al oir su descriccion. En la revista, Candela estaba sentada en un sofá que tenia forma de dos gigantescos labios rojos. El papel de la pared de atrás era morado, a sus pies una piel de animal y a ambos lados enormes candelabros dorados. Peter habia permitido que su prometida convirtiera una elegante casa del s. XVII en el equivalente de un lujoso burdel de pesimo gusto.
—¿Siempre eres tan callada? —pregunto Peter cuando despegaron.
—Lo siento... tengo sueño —suspiro Lali, simulando que contenia un bostezo.
Cuando parecio quedarse dormida minutos despues, Peter tuvo que resistir el impulso de sacudirla para que despertara. Habia sido un dia muy largo para ella. Las cosas solo podian ir a mejor, era imposible que empeoraran. Casi habia olvidado el sonido de su voz. Se estremecia al menor contacto con el y sus bellos ojos evadian los suyos. Posiblemente se lo mereciera, pero tenia la impresión de que la jovencita que lo habia emocionado al confesar que deseaba casarse con el mas que nada en el mundo, habia cambiado de opinion. Y Peter, que nunca en sus 30 años de vida habia tenido que esforzarse para mantener la atencion de una mujer, no sabia como reaccionar a eso.
Peter, cuando vio a Lali bajar de la limusina ante la casa tan tensa y palida, temio que un movimiento subito hiciera que se rompiera en pedazos como el cristal. —¿Te encuentras bien? —pregunto Peter, asombrado por su deseo de oir que se encontraba fatal. Podia enfrentarse a que estuviera enferma, eso lo explicaria todo. —Muy bien... —tartamudeo Lali como una colegiala, agarrando su maletin con fuerza. Peter la alzo en sus brazos. Ella dejo escapar un gritito, como si la hubieran atacado, y sus tensos ojos negros al fin se encontraron con los de él.
—¿Qué estas haciendo? —pregunto.
—Cruzar el umbral llevandote en brazos.
—Por qué... ¿por qué haces esto? —gimio Lali, agarrando el maletin. Peter vio que un lazo de cuadros sobresalia por debajo de la tapa. Era el lado de Edward. De todos los osos, habia elegido el que el le habia regalado. Con lo necesitado de apoyo que se sentia, esa revelacion ilumino su rostro.
—Es una costumbre inglesa. Tu madre era inglesa —murmuro Peter con gentileza.
La mera mencion de Inglaterra hizo que Lali se quedara paralizada. Tanto su madre natural como la adoptiva eran inglesas, pero Lali solo pudo pensar en que ella misma planeaba escaparse a Londres esa misma noche. Peter, intrigado, noto que cambiaba de color y sus ojos se velaban. La deposito en el amplio vetibulo, en cuyo
centro habia una magnifica mesa Art Decó, decorada con un precioso arreglo de lirios blancos.
nooooooooooo que lali no lo deje peter no se lo merece que le diga la verdad asi peter la pueda ayudar a encontrar a su hermana mas
ReplyDeletemasssssssssssss
ReplyDeletequierooooooooooooooooooooooooo
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ReplyDeletesube mas =)
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