-Voy a ducharme.
-¿Peter...? -susurró Lali.
-Perdona si te he hecho daño -le dijo Peter desde la puerta del baño, sin dignarse siquiera a volver la cabeza.
Lali se sintió humillada. Oyó el sonido del agua. Sintió un nudo en la garganta y los ojos se le llenaron de lágrimas. Tenía que haberse negado a hacer el amor con él. Pero se había dejado llevar, sin querer enfrentarse a la realidad. Sin embargo, nunca se habría podido imaginar aquel rechazo por su parte, después de hacer algo tan íntimo.
Peter salió del baño golpeándose contra todos y cada uno de los muebles de la habitación. Por curiosidad, Lali levantó la cabeza. Se estaba poniendo unos vaqueros a toda prisa. Lali se quedó mirándolo.
-Me voy a dar una vuelta -le dijo Peter, mirándola por encima del hombro.
-Hasta luego -replicó Lali, sintiéndose más sola de lo que jamás había estado en su vida. Creía que había llegado a conocer a Peter, pero se daba cuenta que no lo conocía en absoluto. No sabía por qué se comportaba de aquella manera. No sabía lo que podía tener en su cabeza. Sintió un odio profundo por él. Se lo merecía, por acostarse con un extraño.
Después de pasar horas y horas despierta, Lali se quedó dormida de puro cansancio. A las nueve, unas voces debajo de su ventana la despertaron. Unos trabajadores estaban montando un andamio para arreglar el tejado. Se duchó, se secó con una de las muchas toallas que habían puesto en el cuarto de baño y, cuando se descubrió preguntándose dónde habría pasado Peter la noche, se odió a sí misma por preocuparse de ello.
Bajó a la parte de abajo, pasando por una puerta detrás de la cual se oía a Peter hablando por teléfono. Se encontró con una criada, que le indicó el camino para ir al comedor. El desayuno estaba servido, pero a Lali no le apetecía comer nada. Estaba terminando de tomar el café, cuando apareció Carmina, con una sonrisa de oreja a oreja, y un ramo de flores en la mano.
Perdóname, decía la tarjeta que acompañaba al ramo.
Las mejillas de Lali se encendieron de ira. ¿Cómo podía pedirle perdón? Ni aunque se lo pidiera de rodillas, se lo iba a conceder. Seguro que ni siquiera había sido él el que había comprado las flores. Seguro que se lo había ordenado a uno de sus criados.
Lali abrió la puerta de la habitación que estaba utilizando él como despacho. Nadie prestó atención a su entrada, ya que todos estaban absortos en su trabajo. Una morena muy esbelta de unos treinta años estaba tomando notas, de pie. Peter le estaba dictando una carta en griego, a la vez que hablaba por teléfono. También había un hombre joven sentado frente a un ordenador, mientras que otro estaba sacando el papel que salía del fax.
Lali entró en la habitación, se fue hacia la máquina de destruir papel y metió las flores dentro. Al oír el ruido que hizo la máquina al cortar los primeros pétalos, todos enmudecieron y Lali se dio la vuelta.
Peter había colgado el teléfono. Lali sólo se fijó en él, sus ojos negros conectando con los verdes brillantes de él. Estaba guapísimo, con su traje de verano gris pálido. El personal salió de la habitación sin que nadie se lo pidiera. Lali respiró hondo, pero no lo suficiente como para calmarse. Siguió metiendo el ramo en la máquina de destruir papel y tiró lo que quedaba al suelo, en un gesto de desprecio.
-¡Eres un desgraciado! ¿Cómo te has atrevido a mandarme flores?
-Lo que ocurrió anoche, nunca tenía que haber ocurrido -respondió Peter, apretando los dientes-. Pero lo hecho, hecho está.
Un tanto desconcertada por aquella respuesta, Lali palideció. Aunque sabía que no tenía más remedio que aceptar aquel sentimiento, le empezaron a doler todos y cada uno de los músculos de su frágil cuerpo. Cerró los ojos, para ocultar su confusión.
-Lo único que querías era que me acostase contigo -le condenó ella.
-¡Con la atracción que había entre nosotros, eso era lo inevitable! Pero te aseguro que me arrepiento de no haber sido capaz de dejar en paz a la querida del hombre que fue como mi padre -Peter le dijo.
-¿Cuántas veces tengo que decirte que Nicolas y yo no éramos amantes? Peter dejó salir poco a poco el aire de sus pulmones.
-Eso se lo cuentas a otro que sea más ingenuo.
sabia que el idiota de peter iva hacer algo estupido que lali lo deje espero que cuando se entere de la verdad no le perdone nada a ese estupido lo odio...........
ReplyDeletemasssssssssssssssssssssssss
ReplyDeleteodio a peterrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
ReplyDeletenecesito mas
ReplyDeleteCreo que todas nos imaginabamos esa reacción de peter , pobre lali tener que soportar sus ofensas
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