Wednesday, May 13, 2015

capitulo 46

-¡Está caminando a escasos milímetros de un precipicio y no parece preocuparle en absoluto! -exclamó Nico.
Peter se quedó a dos metros del coche y se quitó las gafas, metiéndoselas en el bolsillo de su elegante traje.
-Sal del coche, Lali -le dijo Nico-. Yo no soy un héroe y, además, Peter es tu marido.
Lali lo miró con la boca abierta.
-A menos que te maltrate... -aclaró Nico.
Lali estuvo a punto de mentir, pero le dio vergüenza.
-Pero no puedes...
-Lo siento, pero no estoy de parte de nadie -la interrumpió Nico, desenganchando el cinturón de seguridad.
-Acertada decisión -dijo Peter.
-Ya te llamaré -suspiró Nico.
Sin siquiera abrir la puerta, Peter sacó a Lali del coche.
-Sé caminar -protestó Lali-. ¡Bájame, por lo que más quieras!
Sin hacer caso de sus protestas. Peter se dirigió hacia el Ferrari y la metió dentro.
-¿Cómo te atreves a tratarrne así?
-¿Qué esperabas, que te diera un aplauso por hacer el ridículo?
-¿Qué quieres decir?
-Es posible que Nico viniera hasta aquí porque le remordiera la conciencia. Pero no ha sido capaz de enfrentarse a mí. Está claro que no sois amantes. Pero la ausencia del elemento sexual en la relación no fue porque tú no lo quisieras -continuó diciendo-. Está claro que tú aceptaste su amistad porque él no estaba interesado en nada más.
-Eso son tonterías... -empezó a decir Lali.
-¡Y luego te fuiste con Nicolas porque tenías que demostrarte que eras capaz de atraer a otros hombres! ¿O fue para que Nico se pusiera celoso?
-iYo no estoy enamorada de Nico!
-Tampoco estabas enamorada de Nicolas. Seguro que lo veías como un padre -respondió Peter, de forma irónica.
-Eso es exactamente lo que era -murmuró ella.
-Sin embargo en la misma misa que se celebró en su memoria, ya estabas coqueteando con otros.
Lali se puso colorada, cuando recordó cómo había reaccionado ante él aquel día.
Peter detuvo el coche en el patio, apagó el motor y giró la cabeza para mirarla con unos ojos verdes tan duros como el diamante.
-Hasta ahora te has apoyado en Nico para sentirte segura, pero yo creo que ya eres mayor y que te las puedes arreglar sin él. Los tiempos han cambiado, querida. Es a mí al que quieres ahora...
Ahora y siempre, pensó ella, sintiendo que se derretía.
Peter estiró una mano y jugueteó con una mata de rizos entre sus dedos, levantó y cabeza y le dijo:
-Y yo te quiero a ti -concluyó-. Así que, ¿qué problema hay? Tal y como yo la veo, ésta es una relación muy simple y directa.
-Cuando estás conmigo, sólo piensas en una cosa...
-Es imposible pensar en otra -admitió Peter. Lali intentó no excitarse. Sintió vergüenza y con su mano le quitó los dedos de su pelo.
-Ya sé que nunca se puede garantizar nada en esta vida, pero eso no es suficiente para mí -le dijo, tensa.
-Esto está empezando a parecer una negociación, y las negociaciones siempre terminan poniendo un precio.
-Los sentimientos no tienen precio.
Peter echó para atrás su arrogante cabeza, enarcó las cejas y la miró.
-¿Estás segura? Yo ya he perdido mi libertad y, por muy extraño que te parezca, es una concesión importante, sobre todo porque nunca antes me había pasado.
-Tú no has perdido nada por mí. Te casaste conmigo porque así lo exigía el testamento y estamos ahora juntos porque la prensa se enteró. ¿Puedes imaginarte cómo me siento yo al respecto? Pues me siento como la chica con la que sólo se tiene una relación sexual de vez en
cuando -le dijo, elevando el tono de su voz-. ¡Pero yo me valoro mucho más que eso, aunque te sorprenda!
Los dos permanecieron unos segundos en silencio.

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