Saturday, September 19, 2015

capitulo 23

Contrariada por lo rápidamente que las cosas estaban sucediendo, Lali lo miró a los ojos. Deseaba entregarse a él sin importarle su orgullo o su propia dignidad.
Las fuertes y cálidas manos de Peter subieron por su cintura hasta acariciar sus pechos. Ella arqueó la espalda y disfrutó de la cálida sensación que sentía entre sus muslos. Estaba completamente excitada y él lo sabía. Su mirada era la de un hombre acostumbrado a que las mujeres se entregaran a él y accedieran a todos sus deseos.
Lali trató de controlarse y se separó de él.
-Recuerda que íbamos a hacer una hoguera -dijo tuteándolo.
Peter se quedó pasmado y vio cómo Lali salía hacia el jardín. Fue tras ella.
-¿No te gustan mis caricias? -preguntó Peter, contrariado.
Lali lo miró de reojo y se tomó unos segundos antes de contestar.
-No es eso. No quiero que pase nada entre nosotros. Esto es una locura.
-Tienes razón -murmuró Peter-. No llevo preservativos y me temo que tú tampoco.
-No -dijo Lali y se puso roja.
Estaba contrariada. Parecía que, por unos cuantos besos que se habían dado, él ya se sentía con derecho a llevársela a la cama. Además, le molestaba que Peter se hubiera quedado tan tranquilo, como si nada hubiera pasado entre ellos. A la vez, estaba sorprendida. Nunca había deseado a Nicolas como deseaba a aquel hombre al que acaba de conocer. Los besos de Nicolas nunca la habían estremecido de aquella manera. En su interior, estaba convencida de que el sexo no le interesaba, pero con Peter había comprobado que no era cierto.
-El mejor sitio para hacer la hoguera es en la playa del lado norte -dijo Peter, apretando con fuerza los puños en los bolsillos de sus pantalones en un intento por disimular lo excitado que estaba-. Cualquier barco que pase podrá verlo.
Lali lo miró embelesada. Peter comenzó a explicar que tenían que encontrar un lugar protegido del viento para que el fuego ardiera sin posibilidad de que el viento lo apagase. Era evidente que él era la cabeza pensante y ella la que haría el trabajo sucio. Lali recogió en la playa los troncos que encontró y los fue apilando en el lugar escogido. Finalmente, el fuego ardió en una perfecta hoguera.
-Busca algo con lo que protegerte los hombros del sol o te quemarás.
-Estoy bien -contestó Lali. Estaba exhausta después del trabajo físico que había realizado bajo el fuerte sol-. Deja que me cuide yo sola.
-¡Pero si no lo haces! -repuso Peter levantando una ceja. Llevaba la camisa abierta dejando al descubierto su bronceado y musculoso torso.
-¿Por qué dices eso? -dijo Lali y lo miró furiosa.
-¿Por dónde quieres que empiece? ¿Por cuando no cerraste las puertas del coche y nos secuestraron? ¿O por cuando casi te ahogas? ¿O por cuando te hiciste el corte
en el pie? No me negarás que tengo que preocuparme por ti.

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