Tuesday, September 1, 2015

capitulo 30

Al cabo de media hora, la puerta se abrió y se encendió la luz de la mesilla de noche. Oyó la cremallera de la bolsa de viaje de Peter. Respiró hondo. Abrió los ojos y lo vio cómo se quitaba la camisa. Tensa como la cuerda de un arco, estudió los músculos dorados de su espalda. Dejó la puerta entornada y se fue descalzo al cuarto de baño. Cuando oyó el agua de la ducha correr, se tranquilizó un poco.
Pasaron los minutos, cada uno de ellos como si fuera un cuchillo cortando sus nervios. Lali se sentía cada vez más tensa y llena de ira. Al cabo de un rato, la puerta del cuarto de baño se abrió. Peter salió y la cerró de nuevo, apoyando su cuerpo contra ella. Iba desnudo de medio cuerpo para arriba y se tumbó en la cama con total despreocupación.
La boca de Lali se secó.

-Bueno, bueno, bueno, por lo menos no finges que estás dormida -comentó Peter, con voz sedosa-. A lo mejor es que estás empezando a sentirte casada.
-¡Y un cuerno! -Lali con gran dificultad, retiró los ojos de sus pectorales y del triángulo de vello que se formaba entre los dos músculos del pecho.
-Cuando amanezca, te garantizo que no tendrás ninguna duda de que me perteneces. -¡Yo no te pertenezco! -gritó Lali, enfurecida. Peter sonrió, casi como si fuera una amenaza.
-Durante las próximas tres semanas, vas a ser mía. -Me das miedo cuando me miras así -murmuró ella.
-Eres una mujer muy guapa y quiero hacer el amor contigo. Y nada tiene que ver en eso la emoción o el temperamento -le dijo Peter con devastadora frialdad, mientras se bajaba la cremallera del pantalón.
Lali se incorporó en la cama, como movida por unos hilos invisibles.
-Peter...
Peter se quitó los pantalones y se quedó de pie, con tan solo los calzoncillos negros, que no lograban ocultar lo suficiente su masculinidad.
Las mejillas de Lali se encendieron y retiró su mirada.
-¡Peter... no! -suspiró ella.
-¿Por qué suspiras? -le preguntó, mientras se quitaba los calzoncillos y los dejaba caer al suelo.
Se acercó a la cama y tiró de la sábana, a la que ella se había agarrado con fuerza.
-Dejémonos de palabras -le dijo y se metió en la cama.
-Por favor Peter, aquí no, esta noche no -suplicó Lali, poniéndose al otro lado de la cama.
Peter la agarró con sus poderosas manos y se la puso encima. Lali notó la dureza de su miembro.
-Si piensas que no vas a cumplir un acuerdo con un Lanzani, estás muy confundida. Quiero disfrutar de lo que me pertenece, porque para eso lo he pagado.
-Seguro que no tienes las ideas muy claras -sugirió Lali, casi sin respiración, percibiendo el calor de su cuerpo a través del camisón-. Seguro que todavía estás enfadado conmigo... y no querrás hacer algo de lo que después te puedas arrepentir... -Quiero hacer el amor con mi mujer, Lali... no quiero cometer ningún crimen -le dijo Peter con ironía.
-Si esperas hasta mañana por la noche, haré todo lo que quieras -le propuso Lali, desesperada.

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