Tuesday, September 1, 2015

capitulo 31

Lali frunció el ceño y la miró a los ojos.
-¿Cuántos vasos de vino te has bebido en la cena?
-Yo...yo... -tartamudeó Lali, mientras se quitaba de encima de él.
-Madre di Dio... ¿qué llevas puesto? -le preguntó Peter.
Lali se encogió de hombros. Peter empezó a reírse a carcajadas. Le agarró el pelo con una mano y, poniendo un gesto cínico, le dijo:
-Me pregunto quién diablos te ha dicho que lo que no se ve es mucho más tentador.
Lali apretó los dientes. Sus ojos negros destellaban desprecio.
-¡Está bien, adelante, tómame y acabemos de una vez! -le instó con desprecio-. Pero no me pidas que yo te siga el juego.
Peter la miró con sus ojos verdes, inflamados de satisfacción.
-Me encantan los retos.
Lali se quedó con la boca abierta, al no ser esa la respuesta que había previsto.
-No te preocupes, ya me suplicarás que te tome -prometió Peter.
-Ni lo pienses -replicó Lali, con voz entrecortada.
-Siempre me has querido -contestó Peter, con una seguridad desconcertante-. Podría seducirte con las manos en la espalda.
-No... no -respondió ella, dándose cuenta de que aquello era lo que ella más temía. No temía a Peter, ni tampoco temía hacer el amor con él. Lo que más miedo le daba era perder el control de su propio cuerpo.
-Estás temblando como un flan -susurró Peter.
-Yo no...
-Seguro que es un sentimiento de anticipación - murmuró Peter, con voz pastosa-. Lo sé... -No lo es...
-En un tiempo podías consumir todo el oxígeno de esta habitación con solo mirarme. Ese tipo de atracción no se olvida...
-¡Eso ya lo superé!
-¿Es posible que hayas renunciado a los hombres, sólo porque me viste con aquella rubia?
-¡Cómo puedes ser tan vanidoso! -espetó Lali.
-A lo mejor todavía eres virgen -sugirió Peter.
-¿Tú qué piensas? -gruñó Lali, poniéndose a la defensiva-. ¿También crees en el ratoncito Pérez?
Al oír aquel sarcasmo, Peter apretó los labios.
-Sí... y tú no hace mucho tiempo que creías en él también.
Con los ojos arrasados de lágrimas, Lali volvió la cabeza y movió con rapidez sus párpados. En alguna parte había leído que los hombres no sabían distinguir si una mujer tenía experiencia o no. Rezó para que aquello fuera cierto. No podía soportar la idea de que Peter supiera que ella todavía era inocente. Admitir la verdad hubiera sido humillante, porque él sabría lo mucho que la había herido cinco años atrás.
Peter se cambió de postura, bajó la cabeza y sus alientos se mezclaron. El aroma limpio de su cuerpo la envolvió.
-Estás muy tensa...
-¿Qué esperabas? -le preguntó Lali con tono acusatorio-. ¡Me siento como si estuvieran a punto de atacarme!
Peter se puso tenso y la desconcertó con sus carcajadas.
-¿De verdad? ¿No me has sugerido antes que acabe cuanto antes?
-No sé lo que te hace tanta gracia.

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