Thursday, September 17, 2015

capitulo 9

Lali se quedó pasmada ante el tono de aquellas palabras.
-Nadie me dijo que tuviera que pedir permiso o que...
-¿Para qué se cree que estamos nosotros? No se desvíe de la ruta predeterminada -le advirtió.
Desconcertada, Lali regresó al coche. Le entregó la botella de agua mineral sin tan siquiera girarse para mirarlo y encendió el motor. Estaba enfadada por aquella reprimenda que consideraba injusta. Limusinas Imperial era una pequeña empresa y su principal negocio provenía de las bodas y de todo tipo de celebraciones. No estaba acostumbrada a llevar a ricos empresarios extranjeros como pasajeros y mucho menos a observar complejas medidas de seguridad. Cuanto antes llegara a su destino, antes se desharía de él.
-¿Qué ha pasado en la tienda? -preguntó Peter.
-¿Cómo dice? -dijo Lali, pálida como la cera.
-Algo le ha dicho uno de mi guardaespaldas -dijo Peter, refiriéndose a Dolius, jefe de su escolta. Desde la limusina, Peter había visto cómo Lali se había puesto en actitud defensiva, levantando la barbilla en un intento de mostrar su orgullo. Había sentido el impulso de salir del coche y decirle a Dolius que se metiera con los de su mismo sexo y tamaño si lo que buscaba era pelea.
-Ah, sí, quería saber por qué nos hemos de tenido -contestó Lali quitándole importancia al asunto.
Peter no creyó lo que le había dicho. Había visto los gestos con los que Dolius se había dirigido a ella.
-Le ha dicho algo que la ha molestado -dijo Peter, para quien era evidente que Lali estaba enfadada.
-¡Claro que no!
Lali no estaba dispuesta a decir nada que pudiera perjudicar a una persona con la que tenía que trabajar.
Seguro de que le mentía, Peter estaba furioso. Por más que tratara de disimular, era obvió que ella se había enfadado. Además, estaba conduciendo muy despacio y haciendo toda clase de señales innecesarias. Lo que menos le agradó fue cuando Lali cerró el cristal de separación.
Lali trató de no recordar la semana tan horrible que había tenido. Un escalofrío recorrió su espalda. Había tratado de dar una oportunidad a Joe Tyler y había pagado caro por ello. En la primera cita la había llevado en su coche a un aparcamiento y había intentado propasarse con ella, como si de una mujer de la calle se tratase. Ella lo había rechazado y la situación había sido una experiencia muy desagradable. Quizá hubiera sido culpa suya por darle falsas esperanzas. En comparación, era divertida aquella sensación de adolescente que le producía Peter Lanzani. Era como una fantasía, pensó Lali y apretó el pedal del acelerador.
Peter nunca se había sentido tan ignorado por una mujer, así que decidió
cambiar su táctica y tomó el teléfono intercomunicador.

2 comments: