Friday, May 1, 2015

capitulo 24

AL entrar en la impresionante mansión que Euguenia Lanzani y su
marido, Nicolas Riera, habían reformado sin reparar en gastos, Lali se estiró el vestido negro con manos sudorosas.
La fiesta estaba en todo su apogeo porque a Peter no le gustaba llegar temprano a ningún sitio. Lali estaba muy nerviosa e intentaba con-tener el deseo de pegarse a él. Le había dado tanto miedo ponerse un vestido que no fuera adecuado, que optó por un color seguro, el negro, pero las mujeres llevaban todos los colores del arco iris y se sentía un poco sosa. Además, su plan de pasar todo el día arreglándose había sido interrumpido cuando Peter llegó al ático tres horas antes de lo previsto.
Por lo visto, se había cancelado una reunión. Y el dolorcillo entre sus piernas era el testigo de su entusiasmo... del que Peter se había aprove-chado para disfrutar de ese tiempo extra con ella.
Una joven rubia se acercó a Lali, sorprendida.
—Eres tú, ¿no? Tú eres la chica que vende bolsos en el mercadillo de Camden, ¿verdad?
—Me parece que se equivoca —contestó Peter con un tono que habría dejado mudo a cualquiera.
Lali carraspeó. La chica se había puesto colorada.
—Sí, soy yo —le dijo, con una sonrisa en los labios.
—A mi madre le encantó el bolso. Se lo regalé por su cumpleaños y sus amigas están locas por comprar uno parecido. Te llamaré dentro de unos días —le prometió la joven.
Antes de que Lali pudiera decirle que ya no vendía en el mercadillo de Camden, Peter había puesto una mano en su espalda para obligarla a seguir andando. El vestíbulo era enorme y estaba lleno de invitados.
—¿Es verdad? ¿Has estado vendiendo en un mercadillo? —le preguntó en voz baja.
—Sí. En realidad, estaba haciendo un estudio de mercado para saber a qué grupos de edad le interesaban mis bolsos. Me ayuda a saber...
—Vendiendo en un mercadillo —repitió Peter, furioso—. Vendiendo en la calle como si fueras una mendiga. ¿Cómo te atreves a ofenderme de esa forma?
Lali se quedó paralizada.
—No se me ocurrió pensar que fueras tan esnob.
—No soy un esnob.
—Me temo que sí, pero con tu privilegiada familia es comprensible...
—Teos... ¿qué tiene que ver mi familia con esto? —la interrumpió Peter, más furioso aún al ver su expresión comprensiva—. ¿Por qué no me habías dicho que vendías por la calle?
—Por favor... no «vendo por la calle», tenía un puesto en el mercado de Camden —suspiró Lali—. Aunque ya no lo tengo.

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