El padrino de Peter, su amigo Agustin, realizo sus funciones con toda propiedad. El servicio comenco cuando un clerigo bendijo el intercambio de alianzas y reconocio su union. Tanto él como ella levantaron una vela encendida con la mano izquierda y se dieron la derecha. Lali temblaba. Con toda solemnidad, los coronaron con flores de azahar y el sacerdote los bendijo. Ella se fue sintiendo cada vez más culpable e hipocrita.
Mientras sorbian uno tras otro el vino que simbolizaba que compartirian todo lo que les deparara la vida, Peter cubrio su mano con la suya, para afirmarla sobre la copa. Lali estaba blanca como la cera cuando ella y le novio caminaron alrededor de la mesa en la que reposaba la Biblia y los invitados los cubrieron con arroz y pétalos de rosa. Les quitaron las coronas de azahar y fueron proclamados marido y mujer.
—Creí que estabas a punto de desmayarte —murmuro Peter preocupado, guiandola entre la multitud que los esperaba fuera y llavandola a la limusina—. ¿Estas bien?
—Estoy bien —tartamudeo Lali, intentando sobreponerse a la inquietud que la habia asaltado en la iglesia. Ya estaba echo y no habia vuelta atrás. Se agarro las manos con fuerza y deseo que el conductor que los llevara de vuelta a casa a toda velocidad. Cuanto menos tiempo pasara con Peter a solas, mejor seria.
—Estas preciosa —comento Peter.
—Gracias —murmuro ella con dificultad.
—Es una lastima que no hayas podido conocer a mi familia antes de la boda — dijo Peter—. ¿Tu padre es siempre tan reacio a las reuniones soliales?
—Eso me temo —asintio ella. Su padre no tenia tiempo para la cortesia y, como lo unico que le interesaba de la familia Lanzani era Peter, le seria indiferente haber ofendido a los parientes de su yerno. Estuvo a punto de disculparse en nombre de su padre, pero recordo que en poco tiempo, la familia Lanzani se enfrentaria a una noticia aún más vergonzosa: que habia abandonado a su hijo. Se le encogio el estomago.
Los padres de Peter y sus hermanas fueron los primeros en saludarla con calidad sonrisas cuando llegaron a la casa, Lali fue incapaz de mirarlos a los ojos y no sabia ni que decir. Su padre le hizo una seña desde lejos y ella, excusandose, corrio hacia el.
—No has sonreido ni una vez en la iglesia —Alejo la miro con ojos helados—. Más vale que lo hagas mejor aquí, antes de que pierda la paciencia contigo.
Lali penso que pronto no tendria que volver a encogerse ante esas amenazas veladas y eso le dio una cierta fuerza. Un brazo rodeo su espalda y una voz, calida y profunda resono en su oido.
—Pero yo tengo mucha paciencia —murmuro Peter.
—Te hará falta —su padre solto una carcajada desdeñosa—. Puede que Lali te sorprenda.
Lali se sonrojo, pensando que era un recordatorio de que debia mantener su ilegitimidad en secreto.
el papa de lali es insoportable mas nove
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