Friday, May 1, 2015

capitulo 26

Al otro lado de la sala, un hombre con el pelo rubio y facciones angelicales, en contraste con unos ojos vidriosos, levantó la mano para salu-darla. Agradeciendo ver una cara conocida en un mar de extraños, Lali sonrió.
—¿Sabes quién es? —le preguntó Peter.
—Gaston Dalmau... es primo de Candela—contestó ella, intentando olvidar el insulto de Euguenia.
Peter fulminó al joven rubio con la mirada. Campbell tenía fama de organizar fiestas salvajes y de ser un mujeriego. Le sorprendía que Lali lo conociese.
—No quiero que hables con él.
Ella lo miró, incrédula. ¿Desde cuándo Peter le hablaba como si sus palabras fueran órdenes que debían ser obedecidas de inmediato?
—Y eso significa que, a partir de ahora, no lo conoces.
—¿Qué?
¿Cómo no iba a saludar a Gaston? Si no lo hacía, ofendería a su mejor amiga. Y, además de otras consideraciones, sería completamente ridículo. Aunque apenas se conocían, se habían visto varias veces en casa de Candela.
Una mujer cubierta de diamantes se acercó para hablar con Peter en ese momento. Sin mirarla a ella siquiera, fue la primera en una larga procesión de gente que se acercaba para hablar con él. En comparación, Lali se sentía tan interesante como una silla y no le habría sorprendido que le colocasen abrigos encima.
Con la autoestima destrozada, se alejó un poco del grupo. Desde aquel puerto seguro, podía ver al contingente femenino rodeándolo como si fuera una estrella de cine. Los hombres lo escuchaban con admiración, deseando saber su opinión sobre cualquier tema, las mujeres coqueteaban descaradamente con él.
«La puta de mi hermano». Aquel insulto terrible tuvo el mismo efecto que un hacha manejada por un loco.
Una puta era una mujer promiscua, una mujer que recibía dinero a cambio de sexo. Una mujer que se esforzaba por complacer sexualmente a los hombres. ¿Podría describirse a sí misma en esos términos?
Peter no le daba dinero, pero vivía en un apartamento digno de una princesa, decorado lujosamente por profesionales, con cuadros fantásticos y muebles de diseño. Aunque trabajase cien años, no podría pagar algo así con su dinero. Pero ella no era promiscua. Cuando conoció a Peter, era virgen. Sólo se había acostado con él. Él le había enseñado todo lo que sabía... pero Peter siendo Peter exigía perfección en todos los campos y se había ocupado de que aprendiera exactamente todo lo que le complacía en la cama. ¿Eso la convertía en una puta?
Sintiéndose claustrofóbica en aquella sala y atormentada por sus propios miedos, Lali entró en otra de las habitaciones. Sólo entonces se dio cuenta de que tenía los ojos llenos de lágrimas. Nerviosa, fue de una habitación a otra, temiendo que alguien se diera cuenta. Conteniendo los sollozos, buscó un sitio tranquilo para desahogarse...

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